En la vorágine de la adolescencia, donde la energía parece inagotable y las jornadas se extienden entre el estudio, las actividades sociales y el ocio digital, una tendencia silenciosa pero preocupante ha tomado fuerza y se ha consolidado en los últimos años en Argentina: el consumo de bebidas energizantes.
- Bebidas energizantes: un uso extendido entre los adolescentes
- Bebidas energéticas: por qué se las desaconseja en menores de 18 años
- Bebidas energéticas: los efectos en la salud
- La clave es la información
- Algunas recomendaciones para adolescentes
- Alternativas saludables
- La cuestión legal
Estos productos, promocionados por su capacidad para aumentar el rendimiento físico y mental, se han convertido en compañeros habituales de muchos jóvenes, a pesar de las crecientes alertas sanitarias sobre sus potenciales efectos adversos.
Bebidas energizantes: un uso extendido entre los adolescentes
Las cifras revelan una realidad innegable. A nivel europeo, un alarmante 68% de los adolescentes consume estas bebidas estimulantes, mal llamadas “energéticas”, según datos de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, recogidos por la Asociación Española de Pediatría.
Si bien no se dispone de una cifra nacional unificada para Argentina un estudio realizado en la provincia de Neuquén durante la pandemia de Covid-19 reveló que un significativo 33% de las adolescentes mujeres y un 36% de los adolescentes varones encuestados manifestaron haber consumido bebidas energizantes.

A nivel nacional, la encuesta de Sedronar de 2017 ya señalaba a las bebidas energizantes como una de las sustancias más consumidas por los adolescentes y jóvenes en Argentina, junto con el alcohol, el tabaco y la marihuana .
Pese a las estimaciones, se hace imprescindible contar con datos actualizados para además verificar si las cifras han crecido, se mantienen o han bajado en todos estos años.
Bebidas energéticas: por qué se las desaconseja en menores de 18 años
Este extendido consumo genera una profunda preocupación entre las autoridades sanitarias y los pediatras del país.
Desde la Asociación Española de Pediatría (AEP), ya en 2023 se lanzó un comunicado recomendando el consumo cero de este tipo de bebidas en menores de 18 años.
Esta contundente recomendación se basa en la evidencia de las consecuencias para la salud que el exceso de cafeína presente en estas bebidas puede ocasionar en el organismo joven.
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Según explica la Rosaura Leis, coordinadora del Grupo de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, la mayoría de estas bebidas supera los 32 miligramos de cafeína por cada 100 ml, lo que se traduce en 80 miligramos por lata, una cantidad de cafeína equivalente a tomarse dos o tres cafés de golpe, algo que "no daríamos nunca a un niño".
La pediatra también advierte que algunas marcas "añaden otras sustancias que también llevan cafeína, como el guaraná, y que no se tiene en cuenta en el cálculo de la cafeína que aportan".
Bebidas energéticas: los efectos en la salud
Esta combinación de altas dosis de cafeína y otros estimulantes puede generar en los jóvenes efectos negativos como alteraciones del sueño y la excitabilidad, además de potenciar problemas cardiovasculares como arritmias, taquicardias o hipertensión arterial.
Incluso, especialistas de la Universidad de Miami señalan que el consumo de bebidas energizantes puede generar palpitaciones, convulsiones, derrames cerebrales e incluso muerte repentina.
El Dr. Steven Lipshultz, jefe de pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Miami, quien participó en un reporte sobre los riesgos de estas bebidas, desaconseja "el uso rutinario" en niños y adolescentes.
El reporte también subraya que estas bebidas suelen contener ingredientes que pueden intensificar los efectos de la cafeína o tener otros efectos secundarios como náuseas y diarrea.
La AEP también advierte sobre el elevado dulzor de estas bebidas, que "favorece la preferencia alimentaria por este sabor y hace que nuestras elecciones alimentarias se desplacen hacia ‘el deseo de consumir más azúcar’" .
Obesidad y diabetes
Douglas Bettcher, director del Departamento de Prevención de Enfermedades No Transmisibles de la OMS, advierte que la ingesta de azúcares libres, entre ellos los contenidos en productos como las bebidas azucaradas, “es uno de los principales factores que está dando lugar a un aumento de la obesidad y la diabetes en el mundo”.
En ese marco, consideró oportuno que los gobiernos desalienten el consumo de este tipo de productos para evitar el sufrimiento de muchas personas y salvar vidas. Además, señala que dichas medidas “reducirían el gasto sanitario”.
En el caso de las bebidas energizantes, estas contienen alrededor de 75 gramos de azúcar por lata, lo cual triplica la ingesta diaria recomendada por la Organización Mundial de la Salud.
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La clave es la información
Es crucial destacar la falta de información que tanto niños como familias poseen sobre los riesgos asociados al consumo de estas bebidas, tal como señala Rosaura Leis.
Esta falta de conciencia, sumada a la intensa publicidad de estos productos, contribuye a su normalización y consumo entre los adolescentes.
En este contexto, resulta relevante que el Sedronar en Argentina haya resuelto incluir a las bebidas y fármacos publicitados como estimulantes en el Plan Nacional de Lucha contra la Droga.
La medida se basa en una encuesta de 2017 en la que el organismo detectó que junto al alcohol, el tabaco y la marihuana, las bebidas energéticas se encontraban entre las sustancias más consumidas por los adolescentes.
La Sociedad Argentina de Pediatría advierte a su vez que el consumo de este tipo de bebidas se encuentra estimulado por la publicidad que aparece en los medios de comunicación y en las redes sociales, donde no se advierte sobre sus riesgos.
Algunas recomendaciones para adolescentes
En caso de que un adolescente llegue a consumir bebidas energizantes, las recomendaciones apuntan a:
- Moderación extrema y la conciencia de los riesgos.
- Evitar su consumo regular y en grandes cantidades.
- Prestar especial atención a la combinación de estas bebidas con otras sustancias, especialmente el alcohol, ya que pueden enmascarar los efectos depresores del alcohol y facilitar la aparición de complicaciones cardíacas.
- Ante la aparición de síntomas como palpitaciones, nerviosismo excesivo, insomnio o malestar general, se debe suspender inmediatamente su consumo y consultar con un profesional de la salud.
Alternativas saludables
Sin embargo, la mejor estrategia pasa por ofrecer alternativas saludables y naturales para obtener energía y mejorar la concentración.
La especialista Rosaura Leis señala que "se ha observado que la lectura de libros o tener algún hobbie como, tocar un instrumento musical, se asocian con un menor consumo de estas bebidas estimulantes".
Estas actividades pueden proporcionar una sensación de bienestar y activación mental sin los riesgos asociados a las bebidas energizantes.
Otras alternativas saludables incluyen mantener una dieta equilibrada y variada, rica en frutas, verduras y cereales integrales, que proporcione la energía necesaria para las actividades diarias.
Asegurar un descanso adecuado y cumplir con las horas de sueño recomendadas para la edad es fundamental para un buen rendimiento físico y mental.
La práctica regular de actividad física, tal como recomienda la OMS con 60 minutos diarios para los adolescentes, no solo mejora los niveles de energía sino que también contribuye a una mejor salud general.
El pediatra Ignacio Güemes, del Hospital La Salud de Valencia, subraya la importancia de que "desde la consulta debemos revertir estas cifras y dar importancia a la actividad física, hasta tal punto que deberíamos prescribirla como si de un medicamento se tratase".
La cuestión legal
Finalmente, es crucial que se implementen medidas regulatorias más estrictas en Argentina, siguiendo el ejemplo de otros países como Polonia, Lituania o Letonia, o comunidades autónomas como Galicia, donde ya existen iniciativas para prohibir la venta de estas bebidas a menores de edad.
Informar y concientizar a los adolescentes y sus familias sobre los riesgos reales de las bebidas energizantes, promover hábitos de vida saludables y ofrecer alternativas atractivas son pasos fundamentales para proteger la salud de la población joven argentina.
El "subidón" efímero de estas bebidas puede acarrear consecuencias graves y duraderas para su bienestar.