Los últimos datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) revelan una realidad alarmante en Argentina: más de la mitad de los niños, niñas y adolescentes del país viven en hogares pobres.
- Una leve baja que no alcanza
- La pobreza infantil: un problema estructural
- Qué pasa con el empleo
- Pirámide social: dime cuánto percibe tu familia y te diré en qué escalón te encuentras
- Otra forma de analizar la pirámide
Según el informe correspondiente al segundo semestre de 2024, el 51,9% de la población de entre 0 y 14 años se encuentra por debajo de la línea de pobreza.
Esto significa que más de la mitad de los menores de 15 años no tienen acceso a los productos esenciales que componen la canasta básica total.

Una leve baja que no alcanza
Aunque esta cifra representa una leve disminución en comparación con el 58,4% registrado en 2023, los niños y adolescentes siguen siendo el sector más vulnerable de la sociedad argentina.
La situación es particularmente crítica en la franja etaria de 12 a 17 años, donde la pobreza alcanza el 55,1%, seguida por los niños de 6 a 11 años con un 52,7%, y los más pequeños, hasta 5 años, con un 49,2%.
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La pobreza infantil: un problema estructural
Un análisis del Instituto de Desarrollo Económico y Social Argentino (Idea) subraya que la pobreza infantil se ha instalado de manera sistemática en Argentina por encima del promedio general desde diciembre de 2016, lo que evidencia condiciones estructurales de vulnerabilidad que no se corrigen con el tiempo.
Estas condiciones generan consecuencias profundas, como el hecho de que en la cuarta parte de los hogares con niños pobres, ningún integrante ha completado la enseñanza obligatoria, limitando severamente sus posibilidades de acceder a empleos de calidad.
Además, los jóvenes de menores ingresos son quienes menos oportunidades tienen de acceder a la universidad.
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Qué pasa con el empleo
La precariedad laboral también juega un papel crucial.
La tasa de desocupación entre los jóvenes de 14 y 29 años triplica la de los adultos (13,1% contra 4,5%), y una alta proporción trabaja en la informalidad (62,4% entre los jóvenes no profesionales que trabajan por cuenta propia).
Esta inestabilidad laboral perpetúa el ciclo de la pobreza en los hogares con niños.
Las carencias materiales son también significativas.
La mitad de los hogares con niños pobres no tiene acceso a gas por red, y el 14% carece de conexión a agua corriente.
Un preocupante 42% de estos hogares depende de ayudas sociales para subsistir, lo que revela un alto grado de vulnerabilidad y dependencia del Estado.
Asimismo, casi un tercio de los niños y adolescentes en el país no puede acceder a alimentos nutritivos y variados por limitaciones económicas, según un trabajo de la UCA con datos de 2023.
Pirámide social: dime cuánto percibe tu familia y te diré en qué escalón te encuentras
En base a los datos del Indec, la consultora W elaboró una nueva "pirámide social" que clasifica a la población según sus ingresos por persona o familia.
Esta estructura revela una reducción de la clase media y una concentración de la riqueza en un sector cada vez más pequeño.
A continuación, se detalla la clasificación según los ingresos mínimos informados:
- Clase alta. Pertenecen a ella las familias que ganan un mínimo de $ 9.500.000. Si una persona vive sola, necesita $ 6.000.000 para llegar a este escalón.
- Clase media alta. A partir de un ingreso de $ 4.500.000 una familia aplica a esta categoría. En tanto, una persona debe ganar, por lo menos, $ 3.200.000.
- Clase media baja. Incluye a las familias que ganan un mínimo de $ 2.100.000. Para ser parte de esta clase, una persona debe ganar $1.850.000.
- Clase baja superior. La integran las familias cuyos ingresos acumulan un piso de $ 1.750.000.
- Clase baja en pobreza. La línea de pobreza por persona es $ 1.060.000 por persona. En tanto, las familias que ganan por lo menos un mínimo $ 700.000 integran la clase baja en pobreza.
Otra forma de analizar la pirámide
Es crucial destacar que la base de esta pirámide social alcanza a más de la mitad de la población, con un 26% en clase baja y otro 26% en clase baja superior, sumando un 52%.
Esta distribución subraya la magnitud de la población con recursos limitados y la urgente necesidad de políticas públicas efectivas para revertir la preocupante situación de la pobreza infantil.
Los datos del Indec pintan un panorama donde más de la mitad de la futura generación de Argentina enfrenta serias desventajas desde sus primeros años de vida.
Abordar esta crisis requiere un enfoque multidimensional que no solo considere los ingresos, sino también el acceso a educación, salud, servicios básicos y oportunidades de empleo digno para los adultos responsables de estos niños y adolescentes.
La inversión en la infancia es fundamental para construir un futuro más justo y equitativo para toda la sociedad argentina.