El gobierno de China anunció una medida radical de salud pública que entrará en vigor en 2026: cubrirá la totalidad de los gastos médicos directos vinculados al embarazo y el parto bajo su sistema de seguro de salud.
Esta política no es solo una reforma sanitaria, sino una ofensiva directa contra la persistente caída de la tasa de natalidad, un desafío demográfico sin precedentes que amenaza la estructura productiva y el futuro financiero del país,.
La caída en la natalidad en China
China, el país más poblado del mundo, registró su primera caída de población en décadas en 2022, y las cifras continuaron en declive hasta, al menos, 2024.
Este descenso es resultado de décadas de bajas tasas de natalidad, influenciadas tanto por el legado de la antigua política del hijo único (vigente entre 1980 y 2015) como por factores socioeconómicos profundos, como la urbanización acelerada y los altos costos de crianza y educación.
Aunque el gobierno implementó políticas progresivas —incluida la introducción de la política de tres hijos en 2021— las tasas de natalidad permanecieron por debajo de los niveles necesarios para el crecimiento demográfico.
El alivio económico, la estrategia China
La iniciativa, anunciada por la Administración Nacional de Seguridad de Salud de China, es parte de una estrategia para contrarrestar este declive.
El objetivo central es eliminar los gastos de bolsillo para las familias que den a luz a partir de 2026.
La expansión del seguro nacional de salud incluirá los costos asociados al embarazo y al nacimiento.
El informe oficial detalla que los gastos médicos relacionados con la gestación y el parto, incluyendo controles prenatales y prestaciones hospitalarias, quedarán totalmente cubiertos por el sistema público de salud.
El gobierno subrayó que esta es una prioridad para aliviar la carga económica de tener hijos, identificada como una de las barreras principales que impide a las familias formar o ampliarse en el contexto actual.
Otras estrategias
Eliminar los costos de parto es un componente clave dentro de un esfuerzo más amplio para fomentar lo que Beijing denomina una “sociedad amigable con la natalidad”. Las autoridades ampliaron y planean expandir otros tipos de apoyo, incluyendo subsidios directos, programas de cuidado infantil financiados públicamente, incentivos fiscales y mejoras en la protección laboral para mujeres embarazadas.
La intención es estandarizar esta cobertura a nivel nacional, siguiendo esquemas provinciales exitosos.
Expertos en demografía coinciden en que estas medidas buscan intervenir en los factores económicos y culturales que provoca la renuencia de las parejas jóvenes a tener familias más numerosas.
Sin embargo, la efectividad final de estas políticas para revertir la tendencia de declive sigue siendo objeto de debate, especialmente si no se abordan integralmente las barreras estructurales como la precariedad laboral y los costos de educación.
La medida representa un cambio significativo en la política pública hacia la natalidad.





