La Justicia declaró en “situación de adoptabilidad” al pequeño concebido a través de “gestación por sustitución” o “subrogación de vientre”.
La ciudadana francesa que inició el proceso desistió de su voluntad procreacional y la mujer que transitó el embarazo no tiene posibilidades económicas de cuidarlo.
- El fallo que sacude los cimientos de la subrogación
- La dura advertencia de la jueza sobre la cosificación infantil
- El futuro del bebé: un camino hacia la adopción tras el abandono
Un bebé que nació por gestación por sustitución (también conocida como "subrogación de vientre") en Córdoba fue declarado por la Justicia en situación de adoptabilidad después de ser abandonado tanto por la ciudadana francesa que había promovido su concepción como por la mujer gestante.
El caso, que llegó a la Justicia, destapó una de las preocupaciones más profundas y silenciadas de las técnicas de reproducción asistida: la cosificación de los niños.
La historia de este bebé, que nació prematuro con complicaciones de salud, es un llamado de atención.
La mujer francesa que había iniciado el proceso simplemente "desistió de su voluntad procreacional", comunicando a través de una carta que no quería establecer ningún vínculo con él.
Por su parte, la mujer que llevó adelante el embarazo manifestó que no tenía ni la intención ni los recursos económicos para cuidarlo, aunque expresó su deseo de que encontrara una familia que le diera amor.
Apenas recibió el alta médica, el niño fue puesto al cuidado de una familia de acogimiento.
Finalmente, a pedido de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), la jueza María de los Angeles Pascual lo declaró en situación de adoptabilidad para que pueda tener un hogar definitivo.
El fallo que sacude los cimientos de la subrogación
En una resolución contundente, la jueza Pascual calificó el abandono como una "vulneración directa a su dignidad humana", señalando que al bebé se lo trató "como un producto rechazado" y no como un ser humano con derechos.
Este caso pone de manifiesto una realidad preocupante en un país como Argentina, donde la gestación por sustitución no está regulada legalmente, moviéndose en una zona gris o de "alegalidad".

Aunque la justicia validó acuerdos de este tipo en el pasado, siempre se basaron en principios clave: el consentimiento informado, el carácter altruista (sin pago de por medio) y, sobre todo, el respeto por el interés superior del niño y la existencia de una clara voluntad procreacional.
Este caso rompió con todos esos principios.
La magistrada fue enfática: "la vida no es un producto" y un niño "no es un objeto que debe cumplir ciertas expectativas" para luego ser rechazado "si no se ajusta a lo acordado".
La dura advertencia de la jueza sobre la cosificación infantil
El fallo profundiza en un concepto alarmante: la "cosificación de los niños".
La jueza advirtió que ver a un niño como "el resultado de una inversión económica" o "un bien que debe satisfacer al cliente" es negar su humanidad desde el principio.
"Este enfoque despoja al niño de su valor intrínseco como ser humano y lo coloca en un sistema de lógica de mercado, donde puede ser aceptado o descartado, deseado o devuelto, como si fuera un objeto defectuoso", argumentó en la sentencia.
Esta mirada mercantilista es devastadora para cualquier ser humano, y la jueza subraya que "ningún ser humano debería comenzar su vida bajo esa mirada".
La resolución judicial busca sentar un precedente claro: sin importar cómo fue concebido, "cada niño es un sujeto de derecho y merece respeto, cuidado y amor".
La gestación por sustitución, aunque es una respuesta al deseo legítimo de ser padres, no puede estar por encima de la dignidad y los derechos fundamentales del niño por nacer.
El futuro del bebé: un camino hacia la adopción tras el abandono
La decisión de la jueza Pascual de declarar al niño en situación de adoptabilidad es el primer paso para reparar el daño sufrido.
Esta medida permite que el sistema de protección de la niñez le busque una familia definitiva que le brinde el amor y el cuidado que le fueron negados al nacer.
La magistrada concluyó con una reflexión poderosa que resuena en todos los debates sobre crianza y familia en el siglo XXI: "Nunca un niño puede ser tratado como un encargo, estamos hablando de una vida y toda vida humana merece ser bienvenida no como un objeto deseado, sino como un sujeto amado".
Este caso, identificado con la carátula "M., B. L. - Control de legalidad", marca un antes y un después en la discusión sobre los límites éticos y legales de las técnicas de reproducción asistida en Argentina.