La alimentación de los chicos argentinos presenta patrones que preocupan a organismos de salud: alto consumo de ultraprocesados, muy baja ingesta de frutas y verduras y desigualdades según nivel socioeconómico. Qué muestran los datos oficiales del ENNyS II y qué recomiendan las instituciones para acompañar mejores hábitos en la infancia.
La alimentación de niños, niñas y adolescentes en Argentina presenta tendencias que preocupan a los especialistas.
Según datos oficiales y análisis recientes basados en la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (ENNyS II), la dieta infantil muestra un consumo elevado de alimentos ultraprocesados y una ingesta muy baja de frutas y verduras.
Este patrón se vincula con el aumento del exceso de peso y con prácticas alimentarias que no cumplen con las recomendaciones nacionales.
Los datos: ultraprocesados en aumento y déficit de frutas y verduras
Un informe de UNICEF Argentina, elaborado a partir de los datos del ENNyS II, señala que los chicos del país consumen en promedio solo el 20% de la cantidad recomendada de frutas y verduras.
La organización advierte además que los ultraprocesados representan más del 35% del aporte calórico diario entre las infancias y adolescencias.
Un análisis del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), también basado en ENNyS II, confirma que existen “prácticas alimentarias inadecuadas y marcadas desigualdades según el nivel socioeconómico”.
A esto se suma otro indicador relevante: el Ministerio de Salud de la Nación sostiene que el 41% de los niños, niñas y adolescentes de 5 a 17 años presenta exceso de peso (20,7% sobrepeso y 20,4% obesidad).
l conjunto de estos datos permite delinear un escenario en el que los ultraprocesados desplazan alimentos frescos en la dieta cotidiana de las infancias.
Qué se considera un ultraprocesado
Organismos de referencia como UNICEF describen a los alimentos ultraprocesados como productos con alto contenido de azúcar, sodio y grasas, y escaso valor nutricional. Entre ellos se incluyen snacks, bebidas azucaradas, golosinas, productos de pastelería industrial y comidas listas para consumir.
El consumo elevado de estos productos está asociado con mayor riesgo de exceso de peso, enfermedades crónicas y dificultades en el establecimiento de hábitos saludables a largo plazo.
La falta de frutas y verduras: una tendencia sostenida
Las Guías Alimentarias para la Población Argentina recomiendan consumir una proporción diaria de frutas y verduras que garantice la ingesta adecuada de vitaminas, minerales y fibra.
Sin embargo, según UNICEF y la Fundación Interamericana del Corazón, los chicos en promedio alcanzan apenas una quinta parte de esa meta.
Este déficit se observa en todas las franjas etarias y niveles socioeconómicos, aunque se profundiza en los hogares con menores ingresos.
Claves para acompañar mejores hábitos
Diversas instituciones de salud coinciden en algunas recomendaciones básicas para favorecer prácticas alimentarias más equilibradas:
Incorporar frutas y verduras en pequeñas cantidades.
Proponer una fruta adicional al día o sumar vegetales picados como acompañamiento es una forma accesible de aumentar la ingesta de alimentos frescos.
Revisar etiquetas.
Un criterio simple para identificar ultraprocesados es la presencia de listas de ingredientes extensas o con aditivos que no suelen encontrarse en la cocina doméstica.
Organizar las comidas.
Las Guías Alimentarias proponen un plato diario con verduras o frutas, una fuente proteica y un carbohidrato, lo que ayuda a estructurar opciones.
Evitar la disponibilidad permanente de ultraprocesados en el hogar.
Reducir su presencia facilita que no sean la primera opción.
Involucrar a los chicos.
Participar en la compra o la elección de frutas suele contribuir a que acepten mejor estos alimentos.
El rol de la escuela y las políticas públicas
Los especialistas señalan la necesidad de fortalecer los entornos escolares mediante la oferta de alimentos saludables y la regulación de productos ultraprocesados en kioscos y cantinas. También destacan la importancia de ampliar la educación alimentaria y de promover el acceso a alimentos frescos en todas las comunidades educativas.
Una tendencia que requiere cambios sostenidos
El panorama nutricional que muestran los datos del ENNyS II y organismos como UNICEF y el Ministerio de Salud evidencia que la alimentación de los chicos en Argentina presenta desafíos estructurales. Sin embargo, también señala áreas concretas de intervención: mejorar el acceso a alimentos frescos, limitar los ultraprocesados y acompañar a las familias con información clara y prácticas posibles.
Este déficit se observa en todas las franjas etarias y niveles socioeconómicos, aunque se profundiza en los hogares con menores ingresos.
Claves para acompañar mejores hábitos
Diversas instituciones de salud coinciden en algunas recomendaciones básicas para favorecer prácticas alimentarias más equilibradas:
Incorporar frutas y verduras en pequeñas cantidades.
Proponer una fruta adicional al día o sumar vegetales picados como acompañamiento es una forma accesible de aumentar la ingesta de alimentos frescos.
Revisar etiquetas.
Un criterio simple para identificar ultraprocesados es la presencia de listas de ingredientes extensas o con aditivos que no suelen encontrarse en la cocina doméstica.
Organizar las comidas.
Las Guías Alimentarias proponen un plato diario con verduras o frutas, una fuente proteica y un carbohidrato, lo que ayuda a estructurar opciones.
Evitar la disponibilidad permanente de ultraprocesados en el hogar.
Reducir su presencia facilita que no sean la primera opción.
Involucrar a los chicos.
Participar en la compra o la elección de frutas suele contribuir a que acepten mejor estos alimentos.
El rol de la escuela y las políticas públicas
Los especialistas señalan la necesidad de fortalecer los entornos escolares mediante la oferta de alimentos saludables y la regulación de productos ultraprocesados en kioscos y cantinas. También destacan la importancia de ampliar la educación alimentaria y de promover el acceso a alimentos frescos en todas las comunidades educativas.
Una tendencia que requiere cambios sostenidos
El panorama nutricional que muestran los datos del ENNyS II y organismos como UNICEF y el Ministerio de Salud evidencia que la alimentación de los chicos en Argentina presenta desafíos estructurales. Sin embargo, también señala áreas concretas de intervención: mejorar el acceso a alimentos frescos, limitar los ultraprocesados y acompañar a las familias con información clara y prácticas posibles.
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