Las mochilas escolares, compañeras inseparables de la rutina diaria de nuestros hijos, pueden convertirse en una fuente silenciosa de dolor si no se usan correctamente o si se cargan con un exceso de peso.
- Los riesgos de cargar de más
- Claves para un uso correcto
- Cómo elegir la mochila ideal y desterrar mitos
Especialistas alertan que la elección inadecuada y el sobrepeso pueden generar molestias persistentes en la espalda, hombros y cuello, afectando la calidad de vida de los estudiantes.
Los riesgos de cargar de más
El principal problema radica en sobrepasar el límite recomendado del 10% al 20% del peso corporal del niño o adolescente.
Superar este rango obliga a modificar la postura, lo que puede derivar en dolor de espalda, tirones musculares y molestias cervicales.
Según la American Physical Therapy Association, miles de niños consultan cada año por dolores de espalda vinculados al uso de mochilas, y un estudio en España reveló que casi el 40% de los estudiantes de 6 a 8 años transportaba cargas excesivas al inicio del ciclo lectivo.

Claves para un uso correcto
Emily Dodwell, cirujana ortopédica pediátrica, enfatiza que el error más común es descuidar el peso y la forma de cargarla. Los especialistas recomiendan:
- Usar ambas correas en los hombros.
- Ajustar la mochila para que quede pegada a la espalda, con la parte superior a la altura de los omóplatos.
- Organizar los objetos pesados cerca del centro.
- Evitar colgarla de un solo hombro y no cargar objetos innecesarios.
- Aprovechar el cinturón de cintura si está disponible.
- Enseñar a los niños a levantar la mochila flexionando las rodillas, no la cintura.
- Revisar regularmente el contenido y utilizar casilleros cuando estén disponibles.
Cómo elegir la mochila ideal y desterrar mitos
Al elegir, se aconsejan mochilas con correas anchas y acolchadas, respaldo mullido y compartimentos internos que distribuyan la carga.
Los materiales livianos son preferibles, y las tiras reflectantes aumentan la seguridad.
Para trayectos largos o cargas importantes, las mochilas con ruedas pueden ser una buena alternativa, siempre que el entorno lo permita.
Es importante destacar que, si bien el malestar es real, no existe evidencia científica que asocie directamente el uso de mochilas con el desarrollo de escoliosis o joroba. El mayor riesgo es el dolor muscular y la tensión lumbar o cervical.
Prevención, una tarea compartida
Prestar atención al peso, revisar el contenido y enseñar buenos hábitos de uso convierten a la mochila en una aliada de la vida escolar.
“La prevención está al alcance de todos”, subraya Dodwell.
Promover el uso correcto es una responsabilidad compartida entre familias, docentes y centros educativos, con un impacto directo en la salud y el bienestar de los estudiantes.