En un mundo donde las familias son cada vez más diversas, hablar con niñas y niños sobre las múltiples formas que puede adoptar una familia es fundamental.
El modelo tradicional de mamá, papá e hijos convive hoy con muchas otras configuraciones igual de válidas: familias monoparentales, homoparentales, adoptivas, ensambladas o extendidas.
Hablar de diversidad familiar en la infancia no solo ayuda a derribar estereotipos, sino que también promueve valores esenciales como el respeto, la empatía y la inclusión desde los primeros años de vida.

¿Qué entendemos por diversidad familiar?
La Fundación Diversidad (España) define la diversidad familiar como “la existencia de múltiples estructuras familiares que se alejan del modelo tradicional sin por ello perder validez ni funcionalidad”.
Esto incluye hogares conformados por madres solteras, padres solteros, parejas del mismo género con hijos, abuelos que crían a sus nietos, o grupos familiares no biológicos unidos por vínculos de cuidado.
Por su parte, ONU Mujeres destaca la importancia de reconocer la pluralidad de estructuras familiares en las políticas públicas y en el acceso igualitario a derechos, sin discriminación por la composición del hogar.
¿Por qué hablar de esto con niños y niñas?
Desde el ámbito educativo, la pedagoga argentina Sandra Nicastro sostiene que “la escuela es un lugar clave para visibilizar las distintas realidades familiares y acompañar a los niños en su comprensión del mundo”. Ignorar la diversidad en las aulas puede reforzar prejuicios y generar sufrimiento en niñas y niños que no encajan en el modelo “convencional”.
En la misma línea, Unicef remarca que los contenidos escolares deben ser inclusivos y reflejar la realidad social de los estudiantes, fomentando una mirada plural y respetuosa.
Para eso, promueve recursos como el cuento “Mi familia es de otro color” y otras publicaciones que muestran distintos tipos de familias desde el juego y la lectura.
¿Cómo abordar el tema desde casa?
La organización Save the Children propone algunas recomendaciones prácticas para que madres, padres y cuidadores puedan hablar de diversidad familiar con niñas y niños:
- Nombrar las diferencias sin juicio: Decir “en algunas familias hay dos mamás o dos papás” con naturalidad.
- Leer libros que representen distintos tipos de familias: Como “El gran libro de las familias” de Mary Hoffman, o “Yo tengo dos mamás” de Olga del Valle.
- Validar las emociones: Si un niño pregunta por qué su familia es diferente a la de un amigo, acompañar su curiosidad con respeto y empatía.
- Evitar frases que refuercen estereotipos: Como “una mamá es la que cuida” o “los papás trabajan y las mamás se quedan en casa”.
Familias que visibilizan, familias que luchan
Desde el movimiento social La Poderosa, muchas familias de barrios populares han visibilizado en los últimos años las múltiples formas que adopta el cuidado comunitario.
En sus espacios culturales y en las revistas producidas por niñeces, compartido historias de crianza colectiva, de familias sin papeles legales pero con vínculos profundos, y de redes solidarias que sostienen a niños y niñas cuando el Estado no llega.
En una entrevista publicada en Página/12, una integrante de La Poderosa explicaba: “Nuestra familia es la vecina que nos cuida cuando mamá trabaja, el compañero que acompaña a la escuela, la tía del corazón. El amor no necesita certificados”.
Un mensaje para reforzar
Hablar de diversidad familiar con niños no los confunde. Por el contrario, los ayuda a entender que el amor y el cuidado pueden adoptar muchas formas, y que lo importante en una familia no es cómo está compuesta, sino cómo se construyen los vínculos día a día.
Promover esta mirada desde la infancia es una herramienta poderosa para formar adultos más respetuosos, empáticos y comprometidos con una sociedad más inclusiva.
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