Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte sobre la situación y plantea la importancia de la detección temprana en el hogar y ámbitos escolares para un tratamiento efectivo.
- Depresión y ansiedad, los trastornos más frecuentes entre adolescentes
- Trastornos alimentarios
- El suicidio, tercera causa de muerte entre adolescentes
- Trastornos de salud mental: signos de alerta a tener en cuenta
- Detección temprana y tratamiento adecuado, las claves
La adolescencia es una etapa de cambios vertiginosos, pero para millones de jóvenes en el mundo, también es un período de lucha contra trastornos de salud mental.
La OMS advierte que uno de cada siete adolescentes experimenta una condición de salud mental, un flagelo que a menudo pasa desapercibido y que tiene consecuencias devastadoras a largo plazo.
La adolescencia, que abarca a uno de cada seis habitantes del planeta entre los 10 y los 19 años, es un momento crucial y formativo de la vida.
Sin embargo, los profundos cambios físicos, emocionales y sociales, junto con la exposición a la pobreza, el abuso o la violencia, pueden hacer que los adolescentes sean particularmente vulnerables a problemas de salud mental.
De hecho, se estima que las afecciones de salud mental representan el 15% de la carga global de enfermedades en este grupo etario.

Depresión y ansiedad, los trastornos más frecuentes entre adolescentes
Los trastornos emocionales se dan con frecuencia entre los jóvenes y entre ellos se destacan:
- Ansiedad. Lidera la lista, afectando a un estimado 4.1% de los adolescentes de 10 a 14 años y al 5.3% de los de 15 a 19 años. Estos trastornos pueden manifestarse con pánico o preocupación excesiva.
- Depresión. Representa un índice del 1.3% para el grupo de 10 a 14 años y asciende a 3.4% entre los 15 y 19 años.
Tanto la ansiedad como la depresión suelen compartir síntomas como cambios rápidos e inesperados de humor, impactando gravemente la asistencia escolar, el rendimiento académico y provocando aislamiento y soledad.
En tanto, los trastornos del comportamiento también son una preocupación, especialmente en los adolescentes más jóvenes.
- Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Caracterizado por dificultades para prestar atención o actividad excesiva, afecta al 2.7% de los jóvenes de 10 a 14 años y al 2.2% de los de 15 a 19 años.
- Trastorno de Conducta. Implica comportamientos destructivos o desafiantes, se observa en el 3.3% de los jóvenes de 10 a 14 años y en el 1.8% de los de 15 a 19 años. Estas condiciones pueden interferir con la educación e incrementar el riesgo de comportamientos delictivos.
Trastornos alimentarios
Otro grupo de afecciones son los trastornos alimentarios, como la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa, que suelen aparecer durante la adolescencia.
Estos implican comportamientos alimentarios anormales y una preocupación obsesiva por la comida, el peso y la forma corporal.
Afectan más a las niñas que a los niños y, lamentablemente, la anorexia nerviosa tiene la mortalidad más alta de todos los trastornos mentales, a menudo debido a complicaciones médicas o suicidio.
Aunque menos comunes, las condiciones que incluyen síntomas de psicosis, como las alucinaciones o delirios, suelen manifestarse en la adolescencia tardía o adultez temprana.
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El suicidio, tercera causa de muerte entre adolescentes
Uno de los datos más alarmantes del informe de la OMS es que el suicidio es la tercera causa principal de muerte entre los jóvenes de 15 a 29 años.
Los factores de riesgo son multifacéticos e incluyen el consumo nocivo de alcohol, el abuso infantil, el estigma para buscar ayuda, las barreras para acceder a la atención y el acceso a los medios para suicidarse.
La presencia de trastornos emocionales como la depresión puede, lamentablemente, derivar en el suicidio.
Trastornos de salud mental: signos de alerta a tener en cuenta
Es fundamental que padres, educadores y la sociedad en general estén atentos a las señales de alerta.
La adolescencia es un periodo crucial para desarrollar hábitos socioemocionales saludables, incluyendo patrones de sueño adecuados, ejercicio regular y habilidades de afrontamiento y resolución de problemas.
Existen múltiples factores pueden impactar la salud mental de un adolescente, entre los que se destacan:
- Exposición a la adversidad, presión de los compañeros y la exploración de la identidad.
- La influencia de los medios de comunicación y las normas de género pueden generar disparidades entre la realidad vivida y las aspiraciones.
- La calidad de la vida familiar y las relaciones con los compañeros.
- La violencia (especialmente sexual y el acoso escolar), la crianza severa y los problemas socioeconómicos.
- Comportamientos de riesgo: muchos de ellos, como el consumo de sustancias (alcohol, tabaco, cannabis) o conductas sexuales de riesgo, inician en esta etapa como estrategias poco saludables para afrontar dificultades emocionales. El consumo de alcohol afecta al 22% de los jóvenes de 15 a 19 años globalmente, y el uso de cannabis es mayor en adolescentes (5.5%) que en adultos (4.4%).
Algunos adolescentes son más vulnerables debido a sus condiciones de vida, el estigma o la discriminación, como aquellos en contextos humanitarios, con enfermedades crónicas, discapacidades, embarazos precoces, matrimonios forzados, huérfanos o pertenecientes a minorías.
Detección temprana y tratamiento adecuado, las claves
Las consecuencias de no abordar las condiciones de salud mental en la adolescencia se extienden a la vida adulta, afectando la salud física y mental y limitando las oportunidades de llevar vidas plenas.
Por ello, proteger a los adolescentes de la adversidad, promover el aprendizaje socioemocional y el bienestar psicológico, y garantizar el acceso a la atención de salud mental son aspectos críticos.
La OMS enfatiza la necesidad de evitar la institucionalización y la sobremedicación, priorizando enfoques no farmacológicos y respetando los derechos de los niños.
La promoción y prevención buscan fortalecer la capacidad individual para regular emociones, construir resiliencia y fomentar entornos sociales de apoyo.
La detección temprana y un tratamiento oportuno y adecuado son fundamentales para cambiar el curso de la vida de millones de adolescentes.