En tiempos donde las redes sociales marcan tendencias, una nueva práctica ha encendido las alarmas entre dermatólogos y especialistas: el "callo solar".
Promovida por influencers en plataformas como TikTok e Instagram, esta teoría que gana adeptos entre los jóvenes sugiere que exponerse progresivamente al sol sin protección genera una tolerancia que evitaría daños en la piel. Sin embargo, la ciencia DESMIENTE ROTUNDAMENTE esta afirmación.
El “callo solar” no existe
El dermatólogo Andrés Politi, coordinador de la Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), enfatiza en diálogo con Clarín que el concepto de "callo solar" carece de sustento científico.

Y aclara que, lo que ocurre realmente cuando la piel se broncea o se quema es un proceso de daño celular. Lo que sucede es que la piel se defiende aumentando la pigmentación y engrosándose, pero esto no es una protección, sino una respuesta al daño ya provocado.
El bronceado, lejos de ser saludable, es una señal de que la piel ha sido agredida.
Los rayos ultravioleta (UVB y UVA) estimulan la producción de daño, incrementando el riesgo de envejecimiento prematuro, manchas, arrugas y, lo más grave, cáncer de piel.
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De hecho, el melanoma maligno, el cáncer de piel con mayor mortalidad, ha aumentado significativamente en los últimos 30 años,, advierte el experto.
En consonancia con esto, la Dra. Mar Mira de la Clínica Mira + Cueto afirma que no existe evidencia de que exponerse al sol sin protección por tiempo prolongado tenga beneficios para la piel, sino todo lo contrario.
Aclara que los rayos del sol alteran el ADN de las células, provocando envejecimiento, grosor, rugosidad, falta de elasticidad, arrugas, manchas y un mayor riesgo de lesiones tumorales.
¿Cómo proteger tu piel del sol de forma segura?
La SAD ofrece las siguientes recomendaciones:
- Evitar la exposición solar entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.
- Usar ropa que cubra brazos y pecho, y sombreros de ala ancha o gorros para proteger cuero cabelludo, rostro, orejas y cuello.
- Aplicar abundante protector solar de amplio espectro (UVB y UVA) con FPS superior a 30, incluso en días nublados. Para pieles blancas, se recomienda FPS de 50 o superior. Aplicar 30 minutos antes de la exposición y renovar cada dos horas, o con mayor frecuencia si hay transpiración o inmersión en agua.
- Controlar lunares y lesiones en la piel, consultando al médico ante cualquier cambio o crecimiento.
Es importante recordar que la piel tiene memoria y el daño solar es acumulativo.
Por lo tanto, el bronceado de hoy puede traer consecuencias negativas en el futuro.
¿Y la vitamina D?
La vitamina D es esencial para el organismo y se obtiene principalmente a través de la exposición solar.
Sin embargo, no es necesario poner en riesgo la salud de la piel para obtenerla.
La recomendación es exponerse sin protección la mitad del tiempo que tarda la piel en enrojecerse (unos 15 minutos para una piel que se enrojece a la media hora).
La endocrinóloga Beatriz Oliveri sugiere descubrir abdomen y espalda, protegiendo la cara, que es la zona más expuesta y menos productiva en vitamina D. Después de este tiempo, aplicar protector solar.
En verano, 15-20 minutos fuera de las horas de máxima radiación son suficientes.
En otoño e invierno, se puede tomar sol al mediodía dos o tres veces por semana, siempre protegiendo rostro, orejas y cuero cabelludo.