Desde hace años, abunda la evidencia científica sobre la necesidad de que los niños y adolescentes puedan cumplir una cantidad mínima de horas de sueño para obtener un mejor rendimiento escolar.
- Evidencia científica: por qué los jóvenes deberían ingresar más tarde a las escuelas
- Consecuencias de la privación crónicas del sueño
- Qué sugieren los especialistas
- La medida que tomó el Senado de Florida
La cuestión de los horarios escolares, especialmente los de inicio de clases, constituye en un tema de debate crucial y plantea la necesidad de equilibrar la evidencia científica sobre el desarrollo adolescente y las necesidades logísticas de los sistemas educativos.
Si bien los expertos sugieren que alinear los horarios escolares con la biología del sueño de los jóvenes podría tener beneficios significativos para su salud y rendimiento, la implementación de estos cambios presenta desafíos operativos.
Evidencia científica: por qué los jóvenes deberían ingresar más tarde a las escuelas
La investigación moderna logró revelar una profunda conexión entre los patrones de sueño de los adolescentes y su función cerebral, así como su rendimiento cognitivo.
La ciencia del sueño destaca que los horarios escolares tempranos a menudo están desincronizados con el "reloj interno" natural de los adolescentes, lo que conlleva consecuencias negativas.

Un estudio realizado por científicos argentinos, incluidos Andrea Goldin, Mariano Sigman, Gisela Braier, Diego Golombek y María Juliana Leone, y publicado en Nature Human Behavior, demostró que los adolescentes rinden más cuando su horario escolar está alineado con su "horario interno" o cronotipo.
La mayoría de los adolescentes son "búhos", es decir, tienen una preferencia natural por acostarse y levantarse más tarde, a diferencia de los niños pequeños que suelen ser "alondras" o matutinos.
Los investigadores señalaron que los adolescentes argentinos son incluso más nocturnos que sus pares en Europa o Estados Unidos, posiblemente debido a factores culturales.
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Cuando los horarios escolares no se alinean con este cronotipo tardío, se produce un "jet lag social", una desincronización entre el reloj biológico y las exigencias sociales.
Esto, de forma crónica, lleva a una falta de sueño persistente, afectando gravemente a los adolescentes.
Más del 90% de los estudiantes en el turno mañana de un estudio dormían menos de las 8 horas recomendadas, cuando lo ideal para su edad es de 8 a 10 horas por noche.
Consecuencias de la privación crónicas del sueño
Entre las consecuencias de estas conductas, los expertos destacan:
- El impacto en la salud. Puede debilitar el sistema inmune, aumentando la propensión a infecciones y enfermedades. También afecta la salud mental y el bienestar psicológico.
- El bajo rendimiento cognitivo y académico. La falta de sueño reduce el desempeño cognitivo y físico, afectando la memoria, el aprendizaje y la capacidad para resolver problemas. Un estudio conjunto de la Universidad de Cambridge y la Universidad de Fudan reveló que los adolescentes que dormían más tiempo y se acostaban más temprano tenían una función cerebral mejorada y mejores resultados en pruebas cognitivas que evaluaban vocabulario, lectura, resolución de problemas y concentración.
- Cambios fisiológicos y cerebrales. Las exploraciones cerebrales mostraron que los adolescentes con mejores patrones de sueño tenían mayor volumen cerebral y mejores funciones cerebrales, mientras que aquellos con peores hábitos presentaban menor volumen y peores funciones. Incluso pequeñas variaciones en la cantidad de sueño pueden tener impactos significativos en la estructura y actividad cerebral. Además, una frecuencia cardíaca más baja durante el sueño, un signo de mejor salud, se asoció con mejores patrones de descanso. Estas diferencias tienden a persistir a lo largo del tiempo.
Qué sugieren los especialistas
Basándose en estos hallazgos, los expertos sugieren que un cambio en el horario de inicio escolar hacia más tarde permitiría a los adolescentes obtener una duración de sueño más cercana a la recomendada.
Entre las propuestas, se sugiere que las clases comiencen 40 minutos o incluso una hora más tarde para lograr una gran diferencia.
Para los adolescentes mayores, cuyo cronotipo es aún más nocturno, se podría considerar que la escuela comience más tarde en los últimos años del nivel medio.

Otra sugerencia es evitar incluir asignaturas como matemáticas en las primeras horas del cronograma escolar del turno mañana, ya que la asociación entre el cronotipo y el rendimiento académico es más fuerte en esta materia. Idealmente, los horarios escolares podrían ser asignados basándose en la edad y/o en el cronotipo de los adolescentes.
Para mejorar los hábitos de sueño, se recomienda:
- Limitar el uso de pantallas antes de dormir.
- No dejar el celular en la habitación.
- Crear un ambiente propicio para el descanso, fomentar la relajación y el ejercicio físico regular.
- Que los padres eduquen y den el ejemplo.
La medida que tomó el Senado de Florida
A pesar de la creciente evidencia científica que aboga por horarios escolares más tardíos, la realidad de la implementación a menudo choca con las complejidades logísticas.
En Argentina, donde los adolescentes ingresan entre las 7 u 8 de la mañana, según cada distrito, la posibilidad de postergar el comienzo de la jornada choca con un sistema educativo diseñado para que una misma escuela albergue dos turnos de estudiantes, entre otras cuestiones.
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El Senado de Florida tomó días atrás una decisión que ejemplifica esta tensión.
El Senado de Florida adoptó una modificación clave que cambiará los horarios de entrada y salida en todas las escuelas del estado, otorgando a los distritos escolares la autoridad total para definir sus propios horarios.
Esta decisión revierte una normativa previa que había obligado a las escuelas secundarias a comenzar no antes de las 8:30 y a las escuelas intermedias después de las 8:00.
La ley anterior tenía como objetivo mejorar la salud y el rendimiento académico de los estudiantes al promover un mayor descanso.
Sin embargo, esta normativa previa generó dificultades logísticas, principalmente por la falta de transporte escolar.
La nueva medida busca dar mayor flexibilidad a los distritos para adaptarse a sus necesidades operativas y asegurar que puedan funcionar de manera eficiente sin imponer cargas innecesarias.
Con esta nueva legislación, miles de estudiantes en Florida podrían ver ajustes en sus rutinas diarias.
Los distritos ahora tienen la capacidad de ajustar tanto los horarios de entrada como los de salida, lo que podría significar un retorno a patrones previos que incluyan horarios de inicio más tempranos.
Aunque esta flexibilidad es bien recibida por razones operativas, existe la preocupación de que estos ajustes puedan afectar el descanso y el bienestar de los estudiantes.
Ahora, los distritos en Florida se encuentran ante la decisión de mantener los horarios establecidos por la normativa anterior o regresar a sus patrones previos, lo que determinará la organización de los días escolares en el estado. Este caso subraya el desafío continuo de equilibrar la eficiencia operativa de los sistemas educativos con la evidencia científica que destaca la importancia del sueño adecuado para el desarrollo óptimo de los jóvenes.