La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) asegura que el cigarrillo electrónico constituye un “riesgo sanitario grave” en la población joven y advierte que contiene sustancias cancerígenas e ingredientes cuyos efectos aún no han sido testeados.
- Cigarrillo electrónico: funcionamiento y riesgos
- Estrategias de marketing dirigidas a adolescentes
- Daños en el cerebro y adicción
- Riesgos respiratorios y Evali
- Efectos psicológicos y otros daños
- El rol de los pediatras y la prevención
La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) emitió un enérgico comunicado alertando sobre lo que considera un "problema sanitario grave": el creciente y descontrolado uso de cigarrillos electrónicos, o vapeadores, entre la población joven.
En el texto indica que, lejos de ser una alternativa segura, estos dispositivos son fuente de múltiples daños para la salud, comparable o incluso superior al impacto de los cigarrillos convencionales.
La SAP, a través de su Campaña Nacional "El vapeo y sus riesgos", busca concientizar a la comunidad en vísperas del Día Mundial sin Tabaco.

Para el organismo, el principal riesgo radica en la falsa creencia, muy difundida entre los jóvenes, de que el vapeo implica "bajo riesgo" o que es inofensivo.
Sin embargo, los pediatras advierten que sí implica riesgos reales para la salud y la seguridad, como la adicción y diversos efectos nocivos.
Cigarrillo electrónico: funcionamiento y riesgos
Los vapeadores funcionan calentando una solución líquida que se volatiliza e inhala. Esta solución contiene sustancias como saborizantes, propilenglicol, diacetilo, glicerina vegetal, acroleína y formaldehído, estos dos últimos clasificados como cancerígenos.
Además, incluyen otros ingredientes que a menudo son desconocidos o no han sido testeados para la inhalación.
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A pesar de que la legislación nacional prohíbe la promoción, venta y distribución de estos dispositivos en Argentina, existe un activo comercio ilegal, especialmente a través de canales electrónicos, lo que facilita el acceso de los jóvenes a estos productos.
Debido a este comercio ilícito, se desconoce el origen y la forma de manufactura de muchos dispositivos y soluciones.
Estrategias de marketing dirigidas a adolescentes
Las tabacaleras han direccionado sus estrategias de marketing específicamente al público joven para iniciar nuevos consumidores en la adicción, dado que el consumo de tabaco convencional ha disminuido en los últimos 30 años.
El diseño de los productos, su packaging y la presentación de las soluciones en miles de sabores tentadores como frutas, chicle, chocolate, vainilla, menta o bebidas cola están especialmente pensados para atraer a los adolescentes.
Jóvenes atractivos, influencers y celebridades aparecen frecuentemente en redes sociales usando estos productos, generando un efecto comunicacional poderoso.
Las estadísticas recientes muestran la magnitud del problema.
En 2023, una encuesta en EE.UU. reveló que más de 2,1 millones de adolescentes usan cigarrillos electrónicos.
En Argentina, la última encuesta nacional sobre tabaco (2018) mostró que el 7% de los adolescentes usaba estos dispositivos, cifra que ascendió al 8% en 2023 entre estudiantes secundarios de escuelas públicas de CABA.
Algunas encuestas indican que más del 47% de los adolescentes estarían dispuestos a probar el vapeo si tuvieran la oportunidad.
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Daños en el cerebro y adicción
La exposición a la nicotina durante la adolescencia es particularmente peligrosa, ya que el cerebro no termina de madurar hasta aproximadamente los 25 años.
La nicotina puede causar cambios irreversibles que afectan funciones críticas como el aprendizaje, la memoria y la atención.
El 80% de quienes se inician en el hábito de fumar lo hacen antes de los 18 años, subrayando la necesidad de prevención temprana.
Los adolescentes que vapean pueden volverse adictos más rápidamente que los que fuman cigarrillos tradicionales, ya que las soluciones pueden contener concentraciones mayores de nicotina.
Además, el vapeo aumenta la probabilidad de iniciarse en el consumo de cigarrillos convencionales (uso dual) o pasar al consumo de otras sustancias. Los pediatras enfatizan que, a diferencia de los adultos, los adolescentes no usan el vapeo para dejar de fumar, sino como una puerta de entrada al consumo.
Riesgos respiratorios y Evali
El vapeo no es inofensivo para el sistema respiratorio y está demostrado que los adolescentes que vapean presentan con mayor frecuencia tos, sibilancias, náuseas, vómitos, dolores de cabeza y mareos.
Desde fines de 2019, se ha descrito una enfermedad respiratoria grave asociada al vapeo, denominada Evali (Electronic Vaping-Associated Lung Injury) o Injuria Pulmonar Aguda por Cigarrillo Electrónico.
Se han reportado alrededor de 60 muertes vinculadas a este síndrome.
La Evali genera una inflamación severa en los pulmones, con síntomas similares a una infección respiratoria aguda grave, que en muchos casos requiere internación en terapia intensiva y asistencia respiratoria mecánica.
El Ministerio de Salud de la Nación emitió un comunicado en noviembre de 2019 alertando sobre la Evali, que debe ser notificada a las autoridades sanitarias ante la sospecha.
Efectos psicológicos y otros daños
Además de los riesgos físicos, el vapeo influye negativamente en la salud mental y emocional de los adolescentes.
La nicotina afecta el desarrollo cerebral y aumenta los riesgos de ansiedad, depresión, irritabilidad y trastornos del sueño.
La dependencia generada puede profundizar estados de malestar emocional, deteriorar la autoestima y entorpecer la regulación de las emociones.
Otros efectos dañinos incluyen quemaduras por explosión de dispositivos, intoxicaciones por ingesta accidental de los líquidos (especialmente en niños pequeños o mascotas), y la exposición al humo de segunda y tercera mano, que afecta a quienes no consumen pero están en contacto con los vapores residuales.
Las soluciones y baterías también generan un impacto ambiental negativo.
El rol de los pediatras y la prevención
La SAP, a través de su Grupo de Trabajo de Consumos Problemáticos y el Comité de Neumonología, alerta a padres, docentes y equipos de salud sobre la necesidad de estar informados y acompañar a los jóvenes.
Preguntar en las consultas médicas si los jóvenes consumen o están en contacto con estos dispositivos es clave.
La participación de los pediatras es fundamental para evitar que los jóvenes se inicien en este consumo, informando clara y tempranamente sobre los riesgos.
Las intervenciones de prevención deberían comenzar en la preadolescencia, recomienda la SAP.