En Argentina, las estadísticas de nacimientos en el sector privado son alarmantes: mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere una tasa de cesáreas de entre el 10% y el 15%, en Buenos Aires el promedio alcanza el 70% y en Mendoza trepa casi al 80%.
Ante esta realidad, el Gobierno de Mendoza, con el aval de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), presentó un plan provincial para reducir las intervenciones innecesarias y promover partos más seguros.
¿En qué consiste el cambio?
A partir de julio de 2026, los nacimientos en sanatorios privados de Mendoza dejarán de ser atendidos por el obstetra de cabecera que realizó el seguimiento del embarazo; en su lugar, intervendrán equipos de obstetricia de guardia.
Además, se busca eliminar incentivos económicos igualando los honorarios: las clínicas cobrarán lo mismo por un parto natural que por una cesárea ($1.300.000), incluyendo gastos de quirófano e internación.
El ministro de Salud de Mendoza, Rodolfo Montero, destacó a Clarín que el objetivo es garantizar nacimientos "seguros, respetados y humanizados".
Entre las razones del actual abuso de las cirugías aparecen la comodidad médica, factores culturales como el miedo al dolor y estructuras de pago que históricamente no acompañaron los procesos fisiológicos.
Beneficios para la mamá y el bebé
La iniciativa busca mitigar riesgos asociados a cesáreas sin indicación clínica, como hemorragias o infecciones en la madre, y dificultades respiratorias o alteraciones en el microbioma (vinculadas a alergias y obesidad) en el recién nacido.
Expertos como Hernán Jensen, del Sanatorio Otamendi, celebran la medida asegurando que el camino es integrar infraestructura adecuada, como salas de mínima intervención e hidroterapia.
El debate sobre el acompañamiento
Pese al consenso sobre la salud pública, la propuesta genera controversia.
La asociación de Obstetras Unidos de Mendoza (OBUM) advierte que la atención por médicos de guardia podría vulnerar el derecho de las familias a elegir quién las acompaña en un momento tan íntimo.
No obstante, el plan reafirma que la prioridad absoluta debe ser siempre el bienestar materno-fetal.




