Unicef puso en el centro del debate sobre crianza un fenómeno devastador y extendido: uno de cada cuatro niños y niñas en el mundo—alrededor de 610 millones—está expuesto a actos de violencia física, emocional o sexual contra su madre por parte de su pareja.
Esta alarmante cifra subraya que la violencia doméstica es un problema ampliamente extendido y afecta directamente el bienestar de la infancia a nivel global.
Los estudios demuestran que esta violencia no solo perjudica la salud y el bienestar de las mujeres, sino que altera considerablemente la sensación de seguridad, la salud y el aprendizaje de sus hijos e hijas.
La Directora Ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, fue clara al respecto: "La seguridad y la autonomía de las mujeres son fundamentales para el bienestar de la infancia".
El círculo de la violencia y el riesgo adulto
La exposición a la violencia de pareja en el hogar tiene un efecto multiplicador.
El análisis de Unicef indica que los niños que crecen en estos entornos tienen muchas más probabilidades de ser objeto de agresiones físicas o psicológicas.
Aún más preocupante, esta exposición aumenta significativamente el riesgo de que la violencia se prolongue hasta la edad adulta, ya sea en el papel de víctimas o de agresores.
En términos de crianza positiva, esto representa una seria amenaza para el desarrollo emocional y social futuro de la niñez.
Si bien la prevalencia es mayor en Oceanía (más de la mitad de los niños) y en África Subsahariana (32%), ninguna región es inmune.
En América Latina y el Caribe, el 19% de los niños —unos 35 millones— están expuestos a esta violencia. En Europa y América del Norte, el porcentaje es del 13%.
Estrategias de prevención y apoyo a la crianza
Unicef insta a los gobiernos y sus aliados a invertir en soluciones de probada eficacia para romper este ciclo. Para las familias y las comunidades, esto se traduce en:
- Ampliar servicios centrados en los supervivientes: Asegurar que las mujeres y los niños tengan acceso a seguridad y atención integral.
- Invertir en prevención: Esto incluye esencialmente el apoyo a la crianza de los hijos y la implementación de programas escolares que promueven la igualdad de género y la no violencia.
- Abordar normas sociales perjudiciales que alimentan la desigualdad y la violencia.
La clave para asegurar un ambiente seguro para los niños es garantizar la seguridad y autonomía de sus madres.
La prevención de la violencia de género es, por lo tanto, una medida fundamental de protección infantil.





