La OPS y UNICEF coinciden en que el equilibrio digital es clave para reconectar en familia después de las pantallas. Promover espacios sin dispositivos, compartir actividades offline y dialogar sobre el mundo digital ayuda a fortalecer los vínculos y la salud emocional.
El tiempo frente a las pantallas se ha vuelto una constante en la vida cotidiana de niños, niñas, adolescentes y adultos. Las pantallas son parte del juego, la escuela, el trabajo y las relaciones sociales. Sin embargo, los organismos internacionales advierten que el uso excesivo puede afectar los vínculos familiares, el descanso, la concentración y el bienestar emocional.
Tanto la Organización Panamericana de la Salud (OPS) como UNICEF coinciden en que, más allá de regular el tiempo de exposición, lo importante es aprender a convivir con la tecnología de manera saludable y crear espacios de conexión real en la vida familiar.
El impacto del exceso de pantallas
Según la OPS, el uso prolongado de dispositivos se asocia con trastornos del sueño, sedentarismo, dificultades de atención y aislamiento social. En su guía sobre hábitos saludables, el organismo recomienda que las familias promuevan momentos sin pantallas y prioricen la interacción cara a cara, especialmente durante las comidas y antes de dormir.
“La exposición excesiva a las pantallas puede interferir en la comunicación, la empatía y la dinámica familiar”, advierte la OPS, y enfatiza la necesidad de que los adultos den el ejemplo limitando también su propio uso del teléfono o las redes sociales.
UNICEF, en su iniciativa #YoElijoEstarPresente, propone ir más allá del control del tiempo y fomentar “momentos significativos de conexión real entre adultos y chicos”. No se trata solo de apagar las pantallas, sino de encender el vínculo, creando rutinas compartidas que fortalezcan la confianza y la escucha.
Lo que recomienda UNICEF: tiempo de calidad y diálogo
En su informe Niños en un mundo digital, UNICEF destaca que los dispositivos electrónicos pueden ser herramientas valiosas si se utilizan con acompañamiento adulto.
“La tecnología no reemplaza la presencia”, señala el organismo, e invita a que las familias generen acuerdos sobre su uso y establezcan espacios comunes libres de pantallas.
Algunas de sus recomendaciones son:
- Definir zonas y momentos sin dispositivos, como las comidas, los encuentros familiares y la hora de dormir.
- Compartir actividades offline, como cocinar, caminar, leer o jugar juntos.
- Dialogar sobre el mundo digital, interesarse por lo que los chicos hacen en línea y compartir experiencias en lugar de imponer controles unilaterales.
- Usar la tecnología para crear y no solo para consumir, por ejemplo, grabar un video familiar o diseñar un proyecto escolar conjunto.
- UNICEF recuerda que los hábitos se construyen observando. Si los adultos interrumpen constantemente la conversación para mirar el celular, los chicos aprenden que la conexión virtual tiene prioridad sobre la real.
La mirada de la OPS: equilibrio, no prohibición
La OPS insiste en que el objetivo no es prohibir el uso de pantallas, sino fomentar un equilibrio saludable. En su documento sobre promoción de la salud digital, recomienda:
- Mantener actividades físicas y recreativas diarias que compensen el tiempo sedentario.
- Promover juegos al aire libre que estimulen el movimiento, la creatividad y la cooperación.
- Asegurar un sueño adecuado, evitando dispositivos al menos una hora antes de acostarse.
- Cuidar la salud visual y postural, limitando las horas continuas frente a pantallas.
También sugiere acompañar las actividades digitales de los niños y niñas, especialmente en edades tempranas, “para guiarlos en la interpretación de contenidos, prevenir riesgos y promover un uso crítico y constructivo de las tecnologías”.





