Los especialistas denominan “colapso de restricción” a las crisis emocionales que se producen al liberar la tensión acumulada durante un día en entornos como los escolares. Las claves para detectarlos y actuar.
El "Colapso de Contención Post-Escuela" (After School Restraint Collapse) es un término acuñado por la psicoterapeuta Andrea Nair que describe el fenómeno en el que un niño intenta mantener un alto nivel de "energía, motivación mental, contención emocional y restricción física" mientras está en el entorno escolar.
El hogar, al ser un lugar seguro y libre de juicio o consecuencias, se convierte en la única válvula de escape donde pueden liberar toda la energía y emociones reprimidas.
Señales a tener en cuenta
Los colapsos no son necesariamente sinónimo de un mal comportamiento intencional, sino una señal de que el niño necesita una liberación emocional después de un día extenuante.
Las manifestaciones varían, pero suelen ser inmediatas tras el final de la jornada escolar.
Según Dandelion Family Counseling y Manhattan Psychology Group, los síntomas comunes incluyen:
- Rabietas, gritos o llanto repentino. Reacciones que parecen desproporcionadas a la situación.
- Desafío o negativa. Resistencia a seguir instrucciones o a hacer tareas simples.
- Irritabilidad y peleas. Ser fácilmente molestado o buscar conflictos con hermanos o padres.
- Fatiga y retraimiento. Exhaustión y deseo de tiempo tranquilo a solas.
- Síntomas físicos. En niños neurodivergentes, puede presentarse como fatiga, dolores de cabeza o malestar estomacal.
Por qué ocurre este colapso
Los expertos del Institute of Child Psychology utilizan la analogía de la "olla a presión" para explicar lo que sucede durante el día escolar.
Los niños enfrentan presiones constantes (interacciones sociales, seguir reglas, recordar tareas) que exigen mucha contención.
Si bien este fenómeno se reconoce con claridad en niños con Trastorno del Espectro Autista - TEA o TDAH, no es un indicador ni determinante de esa situación.
Especialistas indican que los niños neurodiversos a menudo recurren al masking (enmascaramiento), que es la supresión consciente o inconsciente de sus respuestas naturales para encajar o ser aceptados.
Esta supresión drena la capacidad de regulación emocional.
La sobrecarga sensorial, las rutinas nuevas, la frustración y la dificultad para sentarse quietos también contribuyen a la acumulación de tensión.
Consejos para padres y educadores
Ayudar a un niño a manejar el colapso de contención requiere empatía y un entorno de apoyo.
La clave es ayudarles a reducir el cortisol (la hormona del estrés).
ParapPadres (en el hogar):
- Reconectar positivamente. Saludá a tu hijo con una sonrisa y un abrazo. Evitá "preguntas que puedan provocar actitudes negativas o estrés" sobre la escuela de inmediato. Ofrecerle consuelo físico le brindará apoyo emocional.
- Combustible corporal. Ofrezcé snacks saludables (frutas, queso, nueces) tan pronto lleguen a casa. Esto ayuda a controlar el "monstruo del hambre" y a calmar el cuerpo del exceso de cortisol.
- Tiempo de descompresión y espacio seguro: Permití que el niño esté solo y se reagrupe, sin grandes conversaciones ni expectativas inmediatas. El Manhattan Psychology Group sugiere un rincón tranquilo para la liberación emocional sin juicio.
- Movimiento y juego: Incorporá el juego, el ejercicio o el "trabajo pesado" (heavy work) para liberar tensiones. Estar al aire libre, correr o jugar en la arena son desestresantes naturales.
- Cero tareas al llegar: Evitar imponer tareas, quehaceres o deberes inmediatamente. El cerebro del niño necesita tiempo para relajarse y procesar el día. Si hay tareas, esperá y se flexible, quizás limitando el tiempo dedicado a ellas.
- Responder con calma: Si el colapso ocurre, los expertos del Institute of Child Psychology y Autism Awareness Centre recomiendan mantener la calma, respirar y usar frases cortas y reconfortantes: "Estoy acá. Te tengo. Estás a salvo. Te amo". Las lágrimas y rabietas son vistas como la "respuesta, no el problema", ya que son la liberación necesaria de presión.
Para educadores y padres en colaboración:
- Buscar adaptaciones. Compartir con el docente lo que sucede en casa es un gran primer paso. Los problemas en el aula (como sensibilidades auditivas o sobrecarga) pueden mitigarse con adaptaciones escolares, como audífonos con cancelación de ruido.
- Fomentar la co-regulación: El adulto debe actuar como un sistema nervioso externo tranquilo, ofreciendo apoyo y empatía cuando el niño se siente estresado. Esto es esencial para que aprendan a regularse con el tiempo.
- Preguntas específicas: En lugar de preguntar "¿Cómo te fue?", pregunte cosas específicas como: "¿Qué cosa valiente hiciste hoy?" o "¿Cuál fue la mejor/peor parte de tu día?".
El Autism Awareness Centre recuerda a los padres que, al experimentar estos colapsos con ustedes, su hijo les está confirmando que son su "lugar seguro para caer".
Con paciencia, es posible convertir estos momentos en oportunidades de crecimiento y conexión.
Recordá que más allá de que los consejos recopilados en nuestros artículos puedan resultar de utilidad, desde Crecer Hoy recomendamos SIEMPRE la consulta con un profesional para atender tu caso específico.