La carne picada, ingrediente estrella de hamburguesas y empanadas que tanto atraen a los niños, es un alimento que profesionales de la salud exigen evitar en menores de cinco años.
- El enemigo oculto en la carne molida
- ¡Atención a los síntomas!
- Por qué la carne cortada es más segura que la molida
- Las medidas básicas de prevención para evitar Síndrome Urémico Hemolítico
La razón principal es que su sistema inmune y digestivo aún está en desarrollo, siendo más débil y vulnerable a enfermedades severas.
La recomendación es esperar hasta una edad que oscile entre los cinco y los siete años, dependiendo del organismo de cada niño, para su consumo.
El enemigo oculto en la carne molida
El mayor riesgo asociado a la carne picada es la presencia de la bacteria Escherichia coli.
Esta bacteria, cuyo reservorio natural se encuentra principalmente en la materia fecal de los animales, puede ingresar al organismo humano y desencadenar el temido Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad grave que ataca los glóbulos rojos y afecta seriamente los riñones.
El docente Ladislao Díaz Vergara, de la Universidad Nacional de Villa María destaca que en la carne picada, la Escherichia coli es "mucho más difícil de controlar" porque la bacteria se mezcla en todo el alimento, haciendo imperativa una cocción completa sin dejar zonas rosadas en el interior.
¡Atención a los síntomas!
Si un niño contrae SUH, los síntomas pueden incluir sangre en las heces, irritabilidad, fiebre, vómitos, diarrea, debilidad muscular, palidez y convulsiones.
Ante la presencia de diarrea, especialmente con sangrado o disminución de la orina, es crucial acudir al médico de inmediato.
Por qué la carne cortada es más segura que la molida
La carne molida representa un mayor riesgo para E. coli que la carne cortada porque el proceso de molienda distribuye las bacterias, que inicialmente se encuentran en la superficie (provenientes del intestino del ganado) y en la carne de varios animales, hacia el interior de la masa de carne.
Esto hace que las bacterias estén profundamente protegidas del calor y sea más difícil eliminarlas al cocinar, a diferencia de la carne cortada, cuyo interior está mayormente libre de contaminación superficial.

Las medidas básicas de prevención para evitar Síndrome Urémico Hemolítico
Para minimizar los riesgos, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y expertos brindan pautas clave:
- Cocción Perfecta. Siempre cocinar la carne muy bien, asegurándose de que no queden partes rosadas o rojas en su interior. Esto es fundamental para destruir la bacteria.
- Higiene Impecable. Lavado de manos antes y después de cambiar pañales, después de tocar animales, manipular alimentos e ir al baño. También lavar frutas y verduras que se consumirán, especialmente si no se cocinarán.
- Evitar la contaminación cruzada. Evitar el uso de la misma tabla y cuchillo para cortar carne cruda y las verduras que no se cocinarán. Los utensilios para carnes deben ser exclusivos o limpiarse profundamente. A su vez, guardar la carne en un bol en los estantes inferiores de la heladera para evitar derrames sobre frutas y verduras.
- Compra segura. Asegurarse de que el comercio cuente con instalaciones y equipos limpios e higiénicos (cuchillos, bandejas, máquina de picar, heladeras), ofrezca carne fresca (debe ser firme, elástica y sin olor desagradable). Tener especial cuidado con coloraciones anormales (marrón oscuro), mucosidad, olores ácidos o reblandecimiento, que indican carne alterada. La carne bovina no debe mezclarse con pollo o cerdo. En el caso de carne envasada, debe presentar un color rosado, envase íntegro, termómetro visible en la heladera (0 a 5°C), fecha de vencimiento y elaborador claros en la etiqueta.
Estas medidas, que se suman a los controles del Senasa en faenas, son esenciales para prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico en nuestros niños.
La seguridad alimentaria es un pilar de la crianza, y con información y precauciones adecuadas, podemos asegurar un crecimiento saludable para ellos.