El uso de pantallas en vacaciones de invierno puede ser una oportunidad de disfrute, pero también conlleva riesgos. La psicopedagoga Mariana Savid propone claves para un acompañamiento responsable y consciente.
En los días fríos de vacaciones de invierno, cuando el tiempo libre en casa aumenta y las opciones al aire libre se reducen, muchas familias recurren a las pantallas como solución rápida para entretener a sus hijos. Sin embargo, el uso excesivo o no supervisado de dispositivos tecnológicos puede traer consecuencias negativas en el desarrollo emocional, social y cognitivo de niños y niñas.
La psicopedagoga Mariana Savid advierte que las tecnologías digitales, si bien ofrecen oportunidades educativas y de esparcimiento, también exponen a niños, niñas y adolescentes a riesgos como el ciberacoso, el grooming, el acceso a contenidos violentos o sexistas, y la adicción a redes sociales o videojuegos. “Muchas veces estas formas de violencia digital son invisibles o sutiles, y pasan desapercibidas por los adultos”, explica.

Más acompañamiento, menos control
Para Savid, el enfoque no debe estar centrado únicamente en controlar el tiempo de pantalla, sino en acompañar activamente a los chicos en su vínculo con la tecnología. “Los adultos responsables debemos entender los entornos virtuales desde una mirada pedagógica, crítica y empática. No se trata solo de poner límites, sino de enseñar a usar las herramientas con criterio y responsabilidad”.
Algunas claves para un uso saludable:
- Establecer acuerdos claros sobre el tiempo de pantalla permitido, según la edad y las actividades diarias (juego libre, lectura, actividad física, comidas en familia, etc.).
- Ofrecer alternativas que estimulen la creatividad y el contacto con el cuerpo: juegos de mesa, manualidades, cocina, lectura compartida, entre otros.
- Acompañar y dialogar sobre lo que ven o hacen en redes, juegos o plataformas: “¿Qué te gustó de ese video?”, “¿Cómo te sentiste jugando ese juego?”, son preguntas que abren espacios de reflexión.
- Utilizar herramientas de control parental sin caer en la vigilancia extrema. “Lo más importante es el vínculo y la confianza”, sostiene Savid.
- Modelar con el ejemplo: los adultos también deben revisar su propio uso de pantallas frente a los niños.
Riesgos reales: ¿qué pueden enfrentar en línea?
Durante el receso invernal, es común que niños y niñas pasen más horas conectados, y esto aumenta la exposición a ciertos riesgos. Según la especialista, entre los más comunes están:
- Ciberacoso: insultos, burlas o amenazas a través de redes o chats.
- Grooming: adultos que se hacen pasar por menores para ganar confianza y obtener imágenes íntimas o concertar encuentros.
- Sexting no consentido: circulación de imágenes privadas sin autorización.
- Consumo de contenidos inapropiados: desde violencia hasta pornografía o discursos de odio.
- Dependencia de pantallas: irritabilidad, ansiedad o pérdida de interés por otras actividades.
“Es fundamental que como familias estemos atentos a los cambios en el estado de ánimo, el sueño o la conducta. También a señales como el aislamiento, el ocultamiento del celular o la sobreexposición a ciertas plataformas”, advierte Savid.
Construir ciudadanía digital desde la infancia
Más allá de las vacaciones, la especialista sostiene que es necesario trabajar desde edades tempranas en la educación digital con un enfoque integral. Esto implica no solo enseñar a usar tecnologías, sino también desarrollar habilidades socioemocionales, pensamiento crítico y valores como el respeto y la empatía.
“Hoy educar implica también formar ciudadanos digitales. Debemos enseñar que detrás de cada pantalla hay personas reales, y que las palabras y acciones en internet también tienen consecuencias”, subraya.
En ese sentido, recomienda integrar a la crianza cotidiana temas como:
- ¿Qué es el consentimiento digital?
- ¿Cómo se siente alguien que sufre burlas online?
- ¿Qué imágenes o datos conviene compartir?
- ¿Cómo podemos ser usuarios responsables y respetuosos?
Un compromiso de todos
Savid concluye que garantizar una relación saludable con la tecnología no es tarea exclusiva de la familia, sino una responsabilidad colectiva que también involucra a las escuelas, el Estado y los medios de comunicación.
“Las pantallas no son enemigas: son parte del mundo actual. Pero necesitan de adultos presentes, disponibles y comprometidos que puedan guiar a niños, niñas y adolescentes a construir una experiencia digital segura y enriquecedora, también durante las vacaciones”.
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