La música, una forma de arte que consiste en combinar sonidos y silencios de manera ordenada, está presente en casi todos los ámbitos en los que nos desempeñamos y tiene la capacidad de movilizar sentimientos en quienes la perciben.
- La música y el envejecimiento cognitivo
- La música y el rendimiento académico
- Respetar los tiempos de exploración y de progreso
- Cuáles son los instrumentos de iniciación más recomendables
Quienes la ejecutan atraviesan distintos procesos mentales que estimulan partes del cerebro que muchas veces son inaccesibles para otro tipo de actividades.
Son diversos los estudios donde se comprobó que la exposición y el aprendizaje musical a temprana edad pueden generar beneficios significativos en diversas áreas del desarrollo de los niños y niñas.
Escuchar o tocar música estimula la producción de óxido nítrico, una sustancia vasodilatadora, al tiempo que libera serotonina y ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona responsable del estrés y la ansiedad.
La música y el envejecimiento cognitivo
Una investigación publicada en la revista Psychological Science destaca la relación entre el aprendizaje musical en la infancia y la mejora de las capacidades cognitivas en edades posteriores.
Esta investigación, que utilizó modelos estadísticos para analizar la experiencia musical y los cambios en las habilidades de pensamiento, revela que los beneficios de aprender a tocar un instrumento “podrían ser duraderos y aún detectables en la edad avanzada”, explica Judith Okely, profesora de psicología de la Universidad de Napier (Escocia) y coautora de la investigación.
Para realizarlo, los investigadores llevaron a cabo pruebas de capacidad cognitiva en participantes a sus 11 y 70 años, incluyendo razonamiento verbal, conciencia espacial y análisis numérico.
- Te puede interesar. A qué edad es recomendable regalar el primer celular.
Se descubrió que las personas con más experiencia musical mostraban una mejora mayor en las pruebas cognitivas a lo largo del tiempo.
Esta asociación se mantuvo incluso al considerar factores como el estatus socioeconómico, la educación, la capacidad cognitiva en la infancia y el estado de salud en la vejez.
Entre sus conclusiones, los autores resaltan que el aprendizaje musical es una actividad exigente que involucra procesos cognitivos como la atención, la coordinación, las habilidades auditivas y motoras, y la memoria.
En consecuencia, el entrenamiento musical puede generar mejoras cognitivas que se generalizan más allá de la simple ejecución de un instrumento.
La música y el rendimiento académico
Otro estudio relevante, publicado en el Journal of Educational Psychology, analizó el impacto de la educación musical en el rendimiento académico de los niños.
Esta investigación, llevada a cabo por Martin Guhn, Scott D. Emerson y Peter Gouzouasis de la Universidad de British Columbia, demostró que los niños que estudian música tienen mejores resultados en asignaturas como matemáticas, inglés y ciencias.
El estudio se realizó a partir del análisis de los resultados de niños que iniciaron la escuela entre 2000 y 2003 en la provincia canadiense de Columbia Británica.
Los expertos concluyeron que a mayor dedicación de tiempo al estudio musical, los niños obtenían mejores calificaciones en exámenes de matemáticas, ciencias e inglés en cursos superiores.
Incluso, los investigadores pudieron comprobar que los niños que aprendían a tocar un instrumento durante varios años y participaban en bandas u orquestas se encontraban, en promedio, un año académico por encima de sus compañeros en habilidades de inglés, matemáticas y ciencias.
Aquí es importante otro aspecto de la música: cuando esta se ejecuta de modo grupal.
Expertos sostienen que tocar en grupo es particularmente beneficioso, ya que los niños deben aprender a leer partituras, desarrollar la coordinación ojo-mano-cerebro, mejorar sus habilidades auditivas, trabajar en equipo y ser disciplinados.
Respetar los tiempos de exploración y de progreso
Diego Díaz, percusionista de la Sinfónica de Rosario y profesor de música en una escuela orquesta de la misma ciudad destaca los beneficios a corto y a largo plazo del aprendizaje y la práctica musical.
“En todos estos años que he dado clases, y fuera del ámbito educativo también, jamás he visto a un niño que permanezca indiferente frente a un instrumento musical. Siempre la tendencia es querer acercarse al instrumento y experimentar”, observa.
Para Díaz, es necesario que los padres tengan en cuenta que aprender a tocar un instrumento musical representa un desafío para los niños, por lo que deben moderar sus expectativas respecto al progreso que puedan mostrar cuando asisten a clases.
En tiempos de pantallas y juegos con recompensas inmediatas, el aprendizaje de un instrumento representa un proceso a largo plazo, donde los avances de cada niño o niña se van dando de manera progresiva y, a veces, casi imperceptible.
En este marco, el percusionista destaca cuatro puntos importantes a la hora iniciar a los más pequeños en la música:
- Regalarles un instrumento que los niños hayan visto previamente y por el que manifiesten interés o preferencia. Si esto no sucedió, es recomendable acercarlos a un instrumento mostrándoles videos, llevándolos a un show o a una tienda, para que puedan apreciarlos y decir con cuál sienten más afinidad.
- Que sea un instrumento de iniciación. Procurar que el instrumento sea de fácil ejecución y aprendizaje, para evitar frustraciones (ver más abajo).
- Que haya un período de exploración del niño con el instrumento sin un profesor y que este lapso no sea corto.
- Que cultive el gusto por la música variada, al mismo tiempo que el placer por tocar el instrumento. Si el niño o niña sólo se acerca a la música mediante el instrumento pero en su vida cotidiana no disfruta de escuchar la música, ese sentimiento va a ser muy pequeño y se va a ver notorio en el momento en que se enfrente a una adversidad en el aprendizaje.
“Más allá de que en un futuro los niños o niñas se conviertan en músicos profesionales, que lo hagan por hobbie, o que a los meses abandonen la práctica, siempre será positiva la incorporación y la exploración de un instrumento musical en su vida”, concluye Díaz.
Cuáles son los instrumentos de iniciación más recomendables
Elegir el instrumento adecuado para un niño o niña puede ser crucial para fomentar su interés y disfrute por la música.
Por lo general, entre los tres y los 8 años suelen sugerirse una serie de instrumentos que se destacan por su facilidad de ejecución y su capacidad para desarrollar habilidades musicales:
Piano o xilofón. El piano es un instrumento que permite a los niños producir melodías afinadas con solo pulsar las teclas, lo cual lo hace accesible en sus inicios. El xilofón es similar al piano, pero se ejecuta de forma percutiva y también es muy recomendado para empezar.
Instrumentos de percusión. Bongos, panderetas y triángulo son opciones excelentes para introducir el ritmo de forma sencilla. Estos instrumentos no requieren grandes habilidades musicales para hacerlos sonar, aunque dominarlos completamente puede requerir formación y entrenamiento. Incluso, las propias manos pueden utilizarse para marcar ritmos, como es habitual en el flamenco.
Melódica. Este instrumento de viento es uno de los más fáciles de tocar, ya que combina la pulsación de teclas con el soplo para producir melodías sencillas.
Ukelele. Con solo cuatro cuerdas, el ukelele es una buena opción para que los niños comiencen a explorar instrumentos de cuerda y luego avanzar a otros, como la guitarra.
Flauta dulce. Aunque requiere un poco más de práctica, la flauta dulce es un instrumento de viento relativamente fácil de dominar y por ello suele ser introducido en la currícula de las escuelas.
Voz. Aunque todos nacemos con voz, no todos tenemos la capacidad innata de hacer música con ella. El canto es un instrumento universal, y con esfuerzo y práctica, cualquier persona puede mejorar su habilidad para cantar.