El hostigamiento a través de medios digitales, conocido como ciberbullying, representa uno de los desafíos más complejos de la crianza en la era de internet. A diferencia del acoso tradicional (bullying), la agresión online no tiene límites geográficos ni temporales, lo que significa que "se produce a toda hora y no tiene pausa para la víctima", amplificando drásticamente el impacto negativo de la conducta hostil.
- ¿Cómo detectar que un niño, niña o adolecente es víctima de ciberbullying?
- ¿Y si el niño, niña o adolescente cumple el rol de acosador?
- Cómo actuar si detectás un caso de ciberbullying
Cuando padres, tutores o educadores sospechan que un niño, niña o adolescente (NNA) está siendo objeto de este tipo de maltrato, que Unicef define como conductas hostiles y/o discriminatorias sostenidas de forma reiterada y deliberada mediante el uso de tecnologías, es crucial actuar con calma y diligencia.
En este artículo presentamos un protocolo de detección y acción inmediata, en base a recomendaciones de Unicef.
¿Cómo detectar que un niño, niña o adolecente es víctima de ciberbullying?
La violencia entre pares, sea online o offline, rara vez es denunciada espontáneamente por la víctima debido al miedo o la vergüenza.
Por ello, los adultos debemos estar atentos a los cambios en el comportamiento y la salud física y mental de los niños, niñas o adolescentes. Es crucial poder detectar:
- Cambios físicos sin explicación médica: Quejarse de dolores de cabeza, problemas para dormir, fatiga o agotamiento.
- Lesiones y pérdidas: Presentar marcas físicas, cortes o contusiones sin razones convincentes, especialmente si son frecuentes. También se debe notar la pérdida o desaparición constante de pertenencias o artículos de la casa.
- Deterioro académico: Sufrir una disminución repentina en el rendimiento escolar y tener dificultades para concentrarse.
- Aislamiento social: Ya no querer ir a la escuela o evitar las reuniones sociales o grupales.
- Problemas emocionales: Mostrar una insatisfacción acerca de sí mismo o su apariencia, o tener sentimientos de soledad, miedo e inseguridad.
- Ansiedad excesiva: Desarrollar conductas que demuestran un cambio evidente en el comportamiento, como ansiedad excesiva o deseo de aferrarse a los padres.
¿Y si el niño, niña o adolescente cumple el rol de acosador?
Es igualmente importante reconocer las señales de que un niño, niña o adolescente puede estar ejerciendo el acoso, ya que su participación también lo afecta, dejando registros que perdurarán en su "huella digital".
Los padres pueden estar frente a un agresor si el niño o adolescente:
- Se vuelve arrogante y egocéntrico.
- Trata de ejercer poder o influencia sobre los demás.
- Tiene tendencia a violar las reglas y a manipular a quienes lo rodean.
- No muestra empatía por los demás, siendo incapaz de comprender el sufrimiento que provoca.
Unicef advierte que, en muchos casos, los agresores no muestran estos signos en presencia de sus padres, lo que lleva a la incredulidad cuando son señalados por la escuela o por otras familias.
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Cómo actuar si detectás un caso de ciberbullying
La clave inicial es la respuesta emocional del adulto. Si te enterás de que su hijo/a está sufriendo ciberbullying o bullying, la guía de Unicef sugiere seguir estos pasos:
- Escuchá activamente: En un principio solo escuchá, sin apuros, sin emitir juicios ni sacar conclusiones. Agradezca al NNA por su valentía.
- Mostrá empatía: Respondé a sus sentimientos, sin importar lo difíciles o aterradores que sean los detalles. Si el niño siente ansiedad en usted, se desanimará a compartir.
- Evitá culpar a la víctima: No utilices afirmaciones como: "¿Por qué no me lo dijiste antes?” o “¡Debes haber hecho algo mal para que se indignen contra ti!” Esto es crucial para que el niño/a no se desanime a contar lo que le ocurre.
- Asegurá protección: Asegurele que estás a su lado y que enfrentarán el problema juntos. Explicale cómo debe protegerse a sí mismo y a quiénes puede denunciar estos incidentes.
- Recopilá la información: Tratá de obtener toda la información posible sobre las partes involucradas.
- Contactá a la escuela: Reportá el incidente al maestro o profesor, manteniendo la calma para no comprometer la relación con el personal. La escuela tiene la responsabilidad de tomar medidas inmediatas de protección y prevención.
- Buscá ayuda profesional: Si el problema afectó psicológica o emocionalmente al niño, niña o adolescente, buscá la ayuda de un profesional de la salud especializado en psiquiatría infantil.
- Fomentá la resiliencia: Ayudá a tu hijo a reconstruir su autoestima involucrándolo en deportes o actividades que desarrollen sus fortalezas y anímelo a pasar tiempo con amistades que lo impacten positivamente.
Finalmente, los adultos tienen la responsabilidad de educar sobre los diferentes tipos de acoso cibernético y ayudar a los niños, niñas y adolescentes a mantenerse seguros en línea, estableciendo reglas adecuadas a su edad para el uso de tecnologías.





