Los hijos únicos y el desarrollo emocional fueron durante años objeto de prejuicios y tabúes. Sin embargo, investigaciones actuales desmitifican esa idea y destacan que crecer sin hermanos no implica desventajas: puede favorecer el vínculo con los adultos, la autonomía y el rendimiento académico.
En España, cada vez más familias optan por tener un solo hijo. Según la cadena SER, para 2023 ya tres de cada diez niños españoles crecen sin hermanos, en un contexto donde la tasa de natalidad se ubicó en 1,12 hijos por mujer, una de las más bajas de la Unión Europea.
El elevado costo de crianza, estimado en 758 € por mes según Save the Children, ha convertido esta opción en una realidad emergente y no en un tabú.
¿Qué dicen los estudios?
Aunque durante décadas se asoció el ser hijo único con características negativas, como egoísmo o dificultades para socializar, hoy esos estereotipos se han demostrado falsos.
Un meta‑análisis que revisó 141 estudios concluye que los hijos únicos pueden desarrollar una motivación de logro y ajuste personal igual o superior a quienes tienen hermanos.
El psicólogo Toni Falbo y colegas (1986) ya observaban un rendimiento académico superior en hijos únicos, gracias a la atención individualizada que reciben.

Investigaciones recientes con resonancias magnéticas, publicadas en Nature Human Behavior, revelaron que los hijos únicos presentan mejor memoria, capacidades lingüísticas y mayor apertura mental y satisfacción con la vida.
Por otro lado, según El País, la creencia de que los hijos únicos crecen más solos carece de fundamento científico. La psicóloga Raquel Huéscar apunta que estos niños socializan perfectamente bien a través de la escuela, actividades extracurriculares y vínculos familiares, y suelen enfrentar igual, o menor, nivel de soledad que los niños con hermanos.

Marte, mente y desarrollo emocional
El estudio de Goisis y colaboradores, de University College London, destaca que no hay diferencia significativa en habilidades sociales entre hijos únicos y niños con hermanos; el entorno familiar y la calidad de la crianza son los factores clave.
Una tesis de la Universidad Pontificia Comillas (2016) concluyó que no hay diferencias estadísticamente significativas en autoestima, empatía o toma de decisiones entre hijos únicos e hijos con hermanos.
Esto coincide con lo planteado por Psychology Today: los estereotipos como "hijos únicos mimados" son más un reflejo de creencias sociales que realidades basadas en evidencia.
¿Qué dice esta tendencia de la realidad familiar?
La selección de tener un solo hijo responde tanto a factores económicos como culturales. El contexto español actual —baja natalidad, altos costos de crianza y planificación familiar— impulsa esta decisión.
En ese sentido, los hijos únicos no solo dejan de ser vistos como "excepciones", sino que se perfilan como una elección cada vez más madura y válida.
Además, algunos estudios explican que los padres de hijos únicos suelen protegerlos más, lo que puede fomentar su autonomía, pero también puede llegar a generar presión sobre su rendimiento. Así, la crianza equilibrada, con autonomía, límites claros y contacto social, resulta clave.
Ventajas de ser hijo único cuando se aplica una crianza saludable
- Atención individualizada: mayor tiempo y recursos educativos dedicados favorecen el aprendizaje.
- Vínculo emocional fuerte: la cercanía con los padres facilita seguridad y estabilidad emocional
- Independencia temprana: estos niños tienden a aprender antes a tomar decisiones por sí mismos.
- Capacidad social intacta: se desarrollan plenamente en entornos grupales desde temprano.
- Motivación y rendimiento académico elevado: estudios replican consistentemente que destacan en logros escolares
Riesgos y limitaciones potenciales
- Sobreprotección y alta presión parental pueden generar estrés.
- La falta de hermanos no implica aislamiento, pero requiere fomentar redes sociales y autonomía desde pequeños
- La carga de expectativas recae sobre un solo niño, por lo que es vital equilibrar estímulos con descanso, juego y afecto.
Consejos para una crianza positiva de hijos únicos
- Acercarles modelos de convivencia, diversidad y solidaridad con otros niños.
- Facilitar oportunidades de juego grupal desde temprana edad.
- Favorecer la toma de decisiones dentro de un marco de autonomía con límites sanos.
- Fomentar actividades diversas para evitar la sobrecarga de expectativas.
- Promover un entorno emocional de apoyo abierto y sin presión.
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