Así lo sostiene un informe de Unicef, que elaboró una guía esencial para padres y educadores sobre el bienestar digital.
- Exposición temprana y uso intensivo
- La cara oculta de la conectividad
- El rol de los padres y educadores
Como sociedad, nos enfrentamos a uno de los mayores desafíos de la era moderna: integrar el uso de los dispositivos digitales de manera saludable en la vida de nuestros niños y adolescentes.
Un reciente informe titulado "Infancia, adolescencia y bienestar digital", realizado por Red.es, Unicef España, la Universidad de Santiago de Compostela y el Consejo General de Ingeniería Informática, encendió las alarmas al revelar la profunda y multifacética exposición a la tecnología a edades sorprendentemente tempranas.
Este análisis exhaustivo se basa en una macroencuesta a casi 100.000 estudiantes y ofrece una base de evidencia esencial para padres, madres y educadores.
Exposición temprana y uso intensivo
El informe constata una presencia masiva del teléfono móvil desde la preadolescencia.
Más de la mitad de los alumnos de primaria (el 51,6% de 5º y 6º) ya posee su propio celular, cifra que asciende al 86% a los 12 años.
La edad promedio de acceso al primer smartphone se mantiene alrededor de los 11 años.
A pesar de las restricciones de edad, casi el 80% (78,3%) de los niños de 10 y 11 años ya tiene presencia en alguna red social.
Además, el uso es intensivo: el 92,5% está registrado al menos en una plataforma, y el 75,8% en tres o más.
La preocupación se agrava con el tiempo dedicado: uno de cada cinco jóvenes (19,9%) pasa más de 10 horas en línea los fines de semana.
Incluso en el ámbito escolar, el 44,3% lleva el dispositivo a clase, y cerca de uno de cada tres lo consulta durante las horas lectivas.
La cara oculta de la conectividad
La tecnología, si bien es una herramienta de desarrollo, expone a los menores a desafíos complejos y riesgos que no deben banalizarse.
El estudio subraya varias conductas de riesgo preocupantes:
- Contacto y Contenido Sexual: El 25,1% de los jóvenes reportó haber recibido mensajes sexuales, y el 14,9% recibió fotos o videos de contenido erótico. Además, el 58,4% de los alumnos dice hablar con personas desconocidas online, y un 14,3% ha llegado a reunirse en persona con ellas. Entre las niñas, el 9,4% recibió proposiciones sexuales de adultos a través de Internet.
- Pornografía y Apuestas: Casi tres de cada diez alumnos (29,6%) ha visto pornografía, con una edad promedio de primer acceso de 11,6 años. En cuanto al gaming y las adicciones, el 26,5% de los jugadores consume videojuegos clasificados como PEGI 18 (no recomendados para menores). Aún más alarmante, 1 de cada 10 adolescentes admitió haber apostado dinero, y el 80% de ellos no fue requerido el DNI al hacerlo.
- Bienestar Emocional: El uso problemático de redes sociales (que afecta al 5,7% del alumnado) y la exposición a riesgos se asocian fuertemente con una peor salud mental. El informe detecta que el 14,2% del alumnado presenta malestar emocional y el 7,4% tiene un riesgo suicida elevado, siendo estos indicadores significativamente más altos entre las chicas.
El rol de los padres y educadores
La Mediación Parental Digital es crítica.
Aunque más de la mitad de los padres (53,5%) habla sobre los riesgos de Internet, solo el 46% establece límites de uso.
Los expertos señalan que las estrategias de mediación deben ser un equilibrio entre la supervisión, el acompañamiento y el establecimiento de normas claras.
Limitar el acceso a contenidos inapropiados y fomentar la higiene digital en el hogar resulta fundamental.
Por ejemplo, el 41,2% de los menores duerme con el teléfono en su habitación, una práctica que, al igual que el mal ejemplo de los adultos, duplica las tasas de usos problemáticos y conductas de riesgo online.
Es esencial que los adultos promuevan activamente la desconexión digital y lideren con el ejemplo.
El informe revela que casi uno de cada cuatro menores (23,7%) dice que sus padres usan el móvil durante las comidas familiares, ofreciendo un mal reflejo digital.
Para garantizar el bienestar de la infancia en este entorno digital, la colaboración entre escuela y familia es imperativa.
Debemos enfocarnos en la alfabetización digital crítica y la educación afectivo-sexual desde la infancia, construyendo una ciudadanía digital segura y responsable.





