Un nuevo informe de Save the Children expone que el abuso sexual infantil en España enfrenta procesos judiciales que se extienden durante años, obligando a las víctimas a repetir testimonios y reviviendo el trauma. Especialistas piden más justicia especializada y la implantación de modelos como Barnahus para proteger a niñas, niños y adolescentes.
Un nuevo informe de Save the Children reveló que el 40,9% de los procesos judiciales por abuso sexual infantil en España se prolonga más de tres años, y en un 12,1% de los casos superan incluso los cinco años.
El estudio, titulado Por una justicia a la altura de la infancia, analizó 345 sentencias dictadas entre 2023 y 2024 y advierte sobre las consecuencias de estos tiempos tan extensos para la recuperación emocional de los niños y niñas víctimas.
Según publicó La Nación, la directora de Influencia y Desarrollo Territorial de la ONG, Catalina Perazzo, explicó que estos procesos tan largos “dificultan significativamente la recuperación” y subrayó la necesidad de sistemas de justicia especializados, capaces de agilizar los procedimientos y evitar que los menores deban declarar varias veces.
Testimonios repetidos y falta de recursos
El informe advierte que más de la mitad de las víctimas tuvo que declarar más de una vez. Aunque la llamada prueba preconstituida, la grabación del testimonio para evitar la repetición en el juicio, se menciona en un 34,5% de los casos, esta cifra es aún “insuficiente”.
En declaraciones citadas por la BBC, Perazzo señaló: “Todavía no se generaliza la prueba preconstituida, que además es obligatoria para menores de 14 años. Muchas víctimas tienen que revivir el trauma una y otra vez a lo largo del proceso, incluso en el juicio oral”.
El análisis también muestra que en el 82,9% de los casos las víctimas son niñas o adolescentes, con una edad media de inicio de los abusos en los 12 años. Además, en el 5% de los casos se trataba de niños con algún tipo de discapacidad.
Quiénes son los agresores
La investigación identificó que el 98% de los agresores son hombres. En ocho de cada diez casos la persona era conocida por la víctima: un familiar (41,8%), un conocido no familiar como un amigo de la familia o un profesional que trabaja con la infancia (38,7%), y en un 19,5% un desconocido.
La ONG también alertó que, en seis de cada diez casos, los agresores no tenían antecedentes penales, lo que dificulta su identificación temprana.
Falta de justicia especializada
En 2025, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto 422/2025 que creó las primeras secciones judiciales especializadas en violencia contra la infancia y adolescencia en Barcelona, Madrid y Málaga, tal como establece la Ley Orgánica de Protección Integral de la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia (LOPIVI).
Sin embargo, Save the Children advirtió que estas tres secciones son insuficientes para cubrir la magnitud de la problemática. “Dejará la mayoría de los casos en manos de secciones sin formación específica en infancia”, alertaron.
La ONG reclama además la creación de fiscalías especializadas, equipos multidisciplinares y la implantación del modelo Barnahus, ya probado en Cataluña, donde se atiende a los niños en entornos amigables y con profesionales especializados.
Los resultados del proyecto piloto en Tarragona son contundentes: la duración de los procesos se redujo de casi tres años a poco más de uno, las condenas aumentaron del 65,9% al 84,5% y los testimonios de las víctimas se repitieron muchas menos veces.
Una deuda pendiente
“Estamos ante una violencia silenciada: casi la mitad de las denuncias por delitos sexuales en España tienen como víctimas a niños, niñas y adolescentes, pero el sistema judicial sigue sin estar preparado para protegerlos”, sostuvo Perazzo.
El informe concluye que la justicia, en vez de ser un espacio de reparación, puede convertirse en un ámbito de desprotección si no se avanza en reformas estructurales.
La urgencia de garantizar procedimientos ágiles, especializados y respetuosos con la infancia aparece como un desafío impostergable para el Estado español.
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