La FAO y el Ministerio de Salud argentino coinciden en que los desayunos saludables para niños son clave para la concentración y el rendimiento escolar. Qué alimentos recomiendan los expertos y cómo armar combinaciones simples y nutritivas.
El desayuno sigue siendo, según la evidencia científica, una de las comidas más importantes del día, especialmente durante la infancia y la adolescencia. No solo aporta energía después del descanso nocturno: también influye directamente en la concentración, la memoria y el rendimiento escolar.
Así lo señalan tanto la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en su informe Healthy Diets for Schoolchildren 2025, como las Guías Alimentarias para la Población Infantil del Ministerio de Salud de la Nación Argentina, que recomiendan priorizar alimentos frescos, variados y con equilibrio entre proteínas, fibras y carbohidratos complejos.
Por qué el desayuno importa
La FAO destaca que los niños y niñas que desayunan tienen mejor capacidad de atención, comprensión lectora y memoria de trabajo, y muestran menor irritabilidad y cansancio durante la jornada escolar.
El motivo es simple: después de 8 a 10 horas de ayuno, el cerebro necesita glucosa para funcionar, y una alimentación equilibrada en las primeras horas del día permite mantener estables los niveles de energía.

“Un desayuno nutritivo ayuda a mejorar el aprendizaje y la asistencia escolar, y reduce la tendencia a consumir alimentos ultraprocesados durante el día”, afirma la FAO en su informe sobre dietas escolares saludables (2025).
ué alimentos recomiendan los organismos de salud
Según las Guías Alimentarias del Ministerio de Salud argentino, un desayuno equilibrado debe incluir al menos cuatro de los siguientes grupos:
- Lácteos o alternativas (leche, yogur, bebidas vegetales fortificadas, queso): aportan calcio y proteínas para el desarrollo óseo y muscular.
- Cereales integrales o pan: preferir versiones con fibra, que ayudan a mantener la saciedad y la concentración.
- Frutas frescas o en compota sin azúcar: fuente de vitaminas, minerales y antioxidantes.
- Frutos secos o semillas (nueces, chía, girasol): ricos en grasas saludables y micronutrientes.
- Agua como bebida principal: evitar gaseosas o jugos industriales, que aportan azúcares simples y vacíos nutricionales.
El documento enfatiza que los alimentos ultraprocesados —galletitas rellenas, cereales con alto contenido de azúcar o bebidas saborizadas— deben consumirse de manera ocasional, ya que generan picos de energía seguidos de fatiga, afectando la concentración en el aula.
Ejemplos de desayunos inteligentes
Las combinaciones más recomendadas por la FAO y el Ministerio de Salud son simples, accesibles y se adaptan a los hábitos familiares:
- Pan integral con queso y una fruta fresca, acompañado con leche o yogur.
- Avena con banana y nueces, endulzada con un poco de miel.
- Tostadas con palta y tomate, más un vaso de leche o bebida vegetal.
- Yogur natural con cereales sin azúcar y trozos de frutas de estación.
Estas combinaciones garantizan un aporte equilibrado de carbohidratos complejos, proteínas, fibras y grasas saludables, que permiten mantener estables los niveles de glucosa y energía hasta el almuerzo.
La escuela como aliada
El informe de la FAO subraya que las escuelas tienen un papel clave en la promoción de hábitos alimentarios saludables. Las políticas que garantizan el acceso a desayunos nutritivos dentro del sistema educativo mejoran el aprendizaje y reducen la desigualdad.
“Los entornos escolares deben ser espacios de aprendizaje nutricional y de acceso a alimentos saludables”, sostiene la FAO, y propone programas que combinen educación alimentaria, acceso a frutas frescas y la promoción del consumo de agua.
En Argentina, las Guías Alimentarias coinciden en que la educación nutricional debe formar parte de las estrategias escolares, involucrando a las familias, docentes y comedores en la construcción de hábitos duraderos.





