El hallazgo, publicado en The Lancet, revoluciona el diagnóstico de la displasia broncopulmonar (DBP) al demostrar que no es una sola afección, permitiendo tratamientos más tempranos y específicos.
La displasia broncopulmonar (DBP) es la enfermedad pulmonar crónica más común que afecta a los bebés nacidos antes de tiempo.
En Argentina, entre 1.000 y 2.000 bebés prematuros manifiestan esta patología cada año.
Históricamente, el desafío para los médicos era que la DBP solía ser mal diagnosticada o su diagnóstico llegaba muy tarde.
Un equipo de investigadores argentinos del Centro INFANT de Medicina Traslacional (CIMeT), dependiente de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), logró un hallazgo clave que podría cambiar el paradigma de tratamiento de esta patología.
El gran descubrimiento: son cuatro enfermedades, no una sola
El equipo de científicos, liderado por el médico e investigador del Conicet, Mauricio Caballero, demostró que la displasia broncopulmonar no es una sino por lo menos cuatro enfermedades distintas.
Lograron comprender esta imprecisión histórica al analizar las "trayectorias respiratorias" de los pacientes.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista The Lancet, abordó la falta de precisión por la que cientos de bebés fueron diagnosticados con DBP aunque sus cuadros clínicos no progresaban de la misma manera.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores estudiaron a 376 bebés argentinos y cotejaron los resultados con más de 800 prematuros de una base de datos estadounidense.
El análisis se realizó utilizando inteligencia artificial (IA), concretamente, machine learning y un enfoque llamado "modelado de trayectorias de clases latentes".
Diagnóstico temprano para un tratamiento anticipado
La principal clave del trabajo reside en que los expertos lograron demostrar que, al analizar la necesidad de oxígeno de los bebés en sus primeros 30 días de vida, se pueden dividir en cuatro grupos clínicos diferentes.
Anteriormente, los médicos diagnosticaban la broncodisplasia pulmonar recién a las 36 semanas de edad gestacional, basándose en si el bebé aún requería asistencia respiratoria.
Este método llegaba muy tarde para prevenir complicaciones y no distinguía bien entre las trayectorias clínicas.
El nuevo conocimiento es vital, ya que estos cuatro patrones están asociados a diferentes riesgos de complicaciones.
Por ejemplo, uno de los grupos (8% de los casos) es el de los bebés que "sorprenden": parecen estar bien al nacer, pero presentan un empeoramiento pulmonar marcado hacia el final del primer mes, siendo uno de los grupos con mayor mortalidad (19%).
Gracias a este diagnóstico más temprano, ahora es posible que el tratamiento neonatal en todo el mundo pueda cambiar y mejorar, ya que será más anticipado y específico.





