A dos meses de que el gobierno de la Ciudad de la ciudad de Buenos Aires dispuso regular el uso de los celulares en las escuelas, se conoció días atrás una encuesta donde se recopiló el primer balance de la medida, con las perspectivas de los alumnos, docentes y directivos.
- La disposición del gobierno porteño
- Los resultados de la encuesta a estudiantes
- La mirada de los docentes
- Qué dicen los directivos
- La advertencia de la Uncesco
Se trata de una encuesta realizada a través de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa (UEICEE) de la que participaron 4.082 estudiantes, 150 docentes y 40 directivos a quienes se consultó sobre las sensaciones y perspectivas tras 60 días de aplicación de la nueva normativa.
Entre los resultados de la encuesta marcan que el 60% de los estudiantes sostienen que ahora prestan más atención en clase, pero también admitieron que se aburren más.
La disposición del gobierno porteño
En agosto pasado, el gobierno porteño decidió limitar el uso de los teléfono celulares en 2.291 escuelas públicas y privadas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Para los 2.291 estudiantes que concurren a esos establecimientos, los aparatos quedaron restringidos sólo para situaciones particulares.
En síntesis, la medida consiste en que los celulares deben estar guardados durante las horas de clases en el secundario y sólo pueden usarse cuando las actividades curriculares lo requieren.
Luego, cada escuela determina cómo es la modalidad de uso en los recreos. Hay algunas que definieron limitarlo en ese período, mientras que otras dejan que los estudiantes lo usen libremente en todos los recreos.
En el caso de los alumnos de niveles inicial y primario, los celulares quedan prohibidos en las aulas, recreos e incluso en la hora de las comidas. Sólo pueden usarse como ayuda ante una condición especial, como problemas en la visión o en la audición.
En realidad, se trata de lineamientos generales a partir de los que cada escuela debe elaborar sus propios protocolos, que pueden ser aún más restrictivos si la comunidad educativa así lo define.
Los resultados de la encuesta a estudiantes
Casi la mitad de los estudiantes (47,4%) indicaron que, sin el celular, encontraban más oportunidades para socializar y conversar con sus compañeros.
Sin embargo, cuatro de cada 10 estudiantes (41,3%) confesaron estar “más aburridos” desde que se inició la restricción del uso de celulares.
Un 22,9% dijo que ahora se sienten más tranquilos y 17,5% sostuvo que ahora juegan más con sus amigos.
Entre las respuestas más llamativas se encuentra el hecho de que poco más de la mitad de los encuestados (57,4%) admitió que ahora presta más atención al desarrollo de las clases.
Sin celulares en las aulas: la mirada de docentes
Para casi la totalidad de los docentes (96%) el uso del celular en las escuelas es una problemática que dificulta la atención y participación en el aula.
Al responder a la encuesta, los docentes coincidieron con los alumnos al destacar que observan a más de la mitad de los estudiantes (56,2%) prestar más atención a las clases.
Un 40,5% de los docentes consideró que los estudiantes conversan más con amigos desde que se aplicó la restricción a los celulares.
Respecto a si los alumnos se ven más aburridos si sus celulares, 25,6% de los docentes indicaron que notan esa conducta.
Restricción de celulares: qué dicen los directivos
A dos meses de la disposición, la medida de restringir celulares en las aulas ya se aplica en el 85% de las escuelas encuestadas, señalaron los directivos.
Más de la mitad de los directivos (62,5%) coincidieron en que la cantidad de tiempo en que los estudiantes tienen permitido usar el celular en la escuela disminuyó como consecuencia de la regulación.
Celulares en el aula: la advertencia de la Unesco
En 2023, la Unesco presentó el informe GEM 2023 donde advirtió que el uso de smartphones y computadoras interrumpe la actividad de aprendizaje de los niños y jóvenes tanto en las aulas como en los hogares.
Además, destacó que la práctica dentro del aula también lleva a que los alumnos se involucren en actividades no relacionadas con el ámbito educativo, lo que afecta su capacidad de recordar y comprender información.
En ese marco, destacó que volver a concentrarse en el contenido de estudio puede demandar hasta 20 minutos, interrumpiendo la productividad.
* Con información de Clarín