El acoso escolar, o bullying, ya no termina al sonar la campana. Es un fenómeno que ahora sigue a nuestros hijos 24 horas al día, intensificado por las redes sociales.
Este fue el desgarrador mensaje que Rosana Plaza, mamá de Matilda Angeleri, llevó al acto de graduación en la Facultad de Derecho de la UBA.
Matilda, de 18 años, estudiante del Colegio Preuniversitario Dr. Ramón Cereijo en Escobar, se quitó la vida a fines de septiembre, incapaz de soportar los años de acoso que sufría,
El costo de la soledad y la autoaceptación
Rosana relató a Clarín que Matilda sufrió bullying desde que comenzó el colegio en 2020.
La hostigaban con frases hirientes como: “Gorda, correte de acá”, lo que la hacía sentirse sola en los recreos.
La joven estaba "muy acomplejada con su cuerpo" y padecía problemas alimenticios, una vulnerabilidad que el acoso explotó.
Matilda, que soñaba con ser farmacéutica, incluso decidió no asistir a su viaje de egresados porque se dio cuenta de que "iba a estar sola y no la iba a pasar bien".
Un llamado a la conciencia y a la acción
En un acto de profundo coraje, Rosana subió al escenario para recibir el diploma póstumo de su hija.
Antes de bajar, mostró un cartel con un mensaje poderoso: "Matilda presente, Matías presente. ¡Basta de bullying en la UBA!".
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Matías Rolfi, otro joven que murió en la Facultad de Medicina, también habría sido víctima de acoso.
Rosana no busca venganza, sino concientizar. Su reclamo apunta a las instituciones: "Ustedes contienen a la víctima, pero nunca se dieron vuelta a hablar con los que hacían el bullying", y a los padres: "Mi hija no pudo, mi amor, no pudo".
Este caso nos obliga a mirar a nuestros hijos y reclamar la intervención de las instituciones, que deben "despertar" para articular recursos para proteger el derecho a la identidad y la salud mental de los jóvenes.





