La pubertad es el evento clave que marca el final del crecimiento en altura tanto para niñas como para niños. Sin embargo, el momento y la duración de este proceso varían significativamente entre ambos sexos.
En el caso de las niñas, la pubertad generalmente comienza entre los 8 y los 13 años, y el estirón de crecimiento principal ocurre entre los 10 y los 14 años.
Un indicador crucial es la primera menstruación: las niñas suelen dejar de crecer en altura o alcanzan su estatura adulta apenas 2 a 2.5 años después de su primera menstruación.
La mayoría de las niñas alcanzan su altura final alrededor de los 14 o 15 años.
Después de la primera menstruación, es común que crezcan solo entre 2.5 y 5 centímetros adicionales.
En cambio, para los varones, la pubertad y el estirón de crecimiento llegan un poco más tarde.
Generalmente, la pubertad inicia entre los 10 y 13 años, y el pico de crecimiento se produce entre los 12 y 15 años.
Esto significa que el mayor crecimiento en altura en los varones ocurre aproximadamente dos años después que en las niñas.
La mayoría de los niños dejan de crecer en altura alrededor de los 16 años, aunque algunos pueden seguir creciendo hasta los 18, 20 o incluso 21 años.
Sus músculos, por su parte, pueden seguir desarrollándose incluso después de que su altura se estabilice.
Por qué las mujeres dejan de crecer antes que los varones
La principal razón por la que las mujeres dejan de crecer antes que los varones radica en las diferencias hormonales y en la maduración.
Las mujeres experimentan un ciclo hormonal y una secreción de estrógenos más temprana y estable.
Este adelanto hormonal les permite desarrollarse y alcanzar su estatura final mucho antes.
En esencia, la llegada de la menstruación en las niñas es una señal de que el ciclo hormonal se ha establecido, indicando que la mayor parte de su crecimiento en altura ha concluido.
Por otro lado, los varones tienen un desarrollo más tardío, lo que les permite crecer durante más años.
Esta extensión en el período de crecimiento también favorece que, en promedio, los hombres sean más altos que las mujeres, con una diferencia que puede llegar hasta los 13 centímetros.
Investigaciones recientes sugieren que un gen de la estatura llamado SHOX, compartido por ambos sexos, se amplifica en los hombres, teniendo un mayor impacto en el cromosoma Y masculino que en el cromosoma X femenino.
Este gen podría explicar casi una cuarta parte de la diferencia promedio de estatura.
Además, otros factores genéticos y características de las hormonas sexuales masculinas también influyen en esta disparidad.
La clave: consultar a un médico
Identificar el fin del crecimiento puede no ser tan obvio, pero existen algunas señales a las que puedes prestar atención, especialmente en las niñas:
- Crecimiento ralentizado en el último año o dos.
- Aparición de vello púbico y axilar.
- Pérdida de las características faciales "de bebé", adoptando un rostro más adulto.
- Un cuerpo con formas más adultas, con desarrollo completo de senos y caderas.
Es importante recordar que hay un amplio rango de normalidad en el crecimiento de un niño. Sin embargo, si existen preocupaciones sobre el desarrollo, la consulta con un pediatra es fundamental.
Debés acudir al médico si tu hija:
- Muestra signos de pubertad antes de los 8 años (pubertad precoz).
- No muestra signos de desarrollo mamario a los 13 años.
- No ha tenido su primera menstruación a los 15 o 16 años (pubertad tardía).
- Comenzó a desarrollar los senos hace más de 3 años y aún no ha tenido su período.
Factores como la genética familiar, la nutrición adecuada, el sueño suficiente y la práctica de ejercicio diario son cruciales para un crecimiento óptimo y saludable.
Si notás cualquier anomalía o tenés dudas, un profesional de la salud podrá ofrecerte el asesoramiento específico y, si es necesario, realizar pruebas como radiografías de edad ósea para determinar si el niño está en camino de alcanzar una altura adulta promedio.
La detección temprana de cualquier problema puede ayudar a optimizar el crecimiento de niños y niñas.