Un reciente estudio revela el impacto crucial del descanso en las capacidades cognitivas de los jóvenes. Conoce los hallazgos y cómo ayudar a tus hijos a mejorar su sueño.
- Qué pasa con el sueño durante la adolescencia
- El estudio: seguimiento objetivo del sueño y el cerebro
- Resultados: pequeñas diferencias con gran impacto
- Consejos para mejorar el sueño adolescente
Una investigación conjunta de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) y la Universidad de Fudan (Shanghái, China) arrojó luz sobre la profunda conexión entre los hábitos de sueño y el rendimiento cognitivo en los adolescentes.
El estudio, publicado en 'Cell Reports', indica que los adolescentes que duermen más tiempo y se acuestan a una hora más temprana tienden a tener una función cerebral mejorada y a obtener mejores resultados en pruebas cognitivas.
Este hallazgo se suma a la creciente evidencia sobre las consecuencias para la salud del déficit de sueño, que van desde problemas cardiovasculares y debilitamiento del sistema inmunológico hasta efectos en la cognición y la memoria a largo plazo.

Qué pasa con el sueño durante la adolescencia
Se cree que durante el sueño, el cerebro trabaja activamente en procesos esenciales. Mientras dormimos, se eliminan las toxinas acumuladas y se consolidan y refuerzan las conexiones cerebrales.
Esto es fundamental para mejorar la memoria, el aprendizaje y la capacidad para resolver problemas.
El sueño también fortalece el sistema inmunitario y mejora la salud mental.
Sin embargo, la adolescencia presenta un desafío particular: los patrones de sueño cambian, con una tendencia a acostarse más tarde y dormir menos, lo que afecta los relojes biológicos.
Esto ocurre justo en un período de importante desarrollo cerebral y cognitivo.
La Academia Americana de Medicina del Sueño recomienda que los adolescentes duerman entre ocho y diez horas por noche.
A pesar de esta recomendación, los estudios muestran que la mayoría de los jóvenes no alcanzan la cantidad de sueño ideal e incluso duermen hasta una hora menos que hace un siglo.
El estudio: seguimiento objetivo del sueño y el cerebro
Para obtener datos más precisos que los autoinformes, los investigadores utilizaron información del Estudio sobre el Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD), el mayor estudio a largo plazo sobre el desarrollo cerebral y la salud infantil en Estados Unidos.
Como parte del Estudio ABCD, se monitorizó el sueño de más de 3200 adolescentes de 11 a 12 años utilizando Fitbits.
Estos datos objetivos se compararon con escáneres cerebrales y resultados de pruebas cognitivas.
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El equipo también incluyó a aproximadamente 1190 participantes adicionales de 13 a 14 años.
Los adolescentes fueron divididos en tres grupos basados en sus patrones de sueño:
- Grupo uno (39%). Durmieron un promedio de 7 horas y 10 minutos. Solían acostarse y dormirse más tarde y se despertaban más temprano.
- Grupo dos (24%). Durmieron un promedio de 7 horas y 21 minutos, con niveles promedio en las características del sueño.
- Grupo tres (37%). Durmieron un promedio de 7 horas y 25 minutos. Solían acostarse y dormirse antes y tenían una frecuencia cardíaca más baja durante el sueño.
Resultados: pequeñas diferencias con gran impacto
Aunque las diferencias en la duración del sueño entre los grupos fueron relativamente pequeñas (poco más de un cuarto de hora entre el grupo que mejor y peor dormía), los impactos observados fueron significativos.
En las pruebas cognitivas que evaluaban vocabulario, lectura, resolución de problemas y concentración, el Grupo tres obtuvo un mejor desempeño que el Grupo dos, y este a su vez superó al Grupo uno.
Además, las exploraciones cerebrales mostraron que el Grupo tres tenía el mayor volumen cerebral y las mejores funciones cerebrales, mientras que el Grupo uno presentaba el menor volumen y las peores funciones.
Los investigadores también evaluaron la frecuencia cardíaca durante el sueño, encontrando que el Grupo tres tenía las frecuencias más bajas, mientras que el Grupo uno presentaba las más altas.
Una frecuencia cardíaca más baja es generalmente un signo de mejor salud, mientras que una más alta suele acompañar una mala calidad del sueño, como sueño intranquilo o somnolencia diurna.
La profesora Barbara Sahakian de la Universidad de Cambridge destacó la importancia de estos hallazgos, señalando que incluso pequeñas variaciones en la cantidad de sueño pueden tener impactos significativos en la estructura y actividad cerebral, así como en el desempeño en tareas cognitivas. Subrayó la importancia de dormir bien en esta etapa crucial del desarrollo.
Dado que el Estudio ABCD es longitudinal, se pudo observar que estas diferencias en los patrones de sueño, la estructura cerebral, la función y el rendimiento cognitivo tendían a persistir a lo largo del tiempo.
Consejos para mejorar el sueño adolescente
Mejorar los hábitos de sueño en los adolescentes puede tener un impacto positivo en sus capacidades mentales.
Expertos sugieren varias estrategias, especialmente para combatir el "vamping" (quedarse despierto hasta tarde usando dispositivos electrónicos):
- Limitar el uso de pantallas. Evitar teléfonos móviles y computadoras en las horas previas a dormir, idealmente desconectándose al menos una hora antes de acostarse. La luz de las pantallas retrasa la producción de melatonina, dificultando conciliar el sueño.
- Fuera de la habitación. No dejar el celular en la mesa de luz para evitar la tentación de usarlo.
- Crear un ambiente ideal. Fomentar un entorno tranquilo y relajante en el dormitorio, oscuro, silencioso y con una temperatura agradable.
- Relajación en la cama. Sugerirles permanecer en la cama durante 10 minutos sin hacer nada para relajar la actividad cerebral.
- Ejercicio físico. Incorporar actividad física regular como una estrategia eficaz para facilitar el sueño y mejorar su calidad.
- Educación y ejemplo. Los padres deben conversar con sus hijos sobre la importancia de un buen descanso y los efectos negativos del vamping. También es fundamental que los padres controlen el uso de pantallas y prediquen con el ejemplo.
Dormir bien y a la hora adecuada no es solo una cuestión de descanso, sino una inversión crucial en el desarrollo cerebral y el rendimiento cognitivo de los adolescentes.
Fomentar hábitos de sueño saludables es fundamental para su bienestar y éxito.