La escuela secundaria es una etapa clave en la vida de nuestros hijos, pero un nuevo informe revela una realidad preocupante en Argentina: la mayoría no la termina en los plazos previstos y con los conocimientos esperados. ¿Qué está pasando con la educación y cómo impacta en el futuro de los jóvenes?
- Más chicos llegan a fin de año, pero aprenden menos
- Una brecha marcada por la desigualdad
- ¿Qué podemos hacer como padres?
Un estudio reciente del observatorio Argentinos por la Educación encendió las alarmas sobre el estado del sistema educativo secundario en el país.
Los datos, recopilados en el Índice de Resultados Escolares (IRE), muestran una tendencia en descenso que preocupa a padres y educadores.
Según el informe, solo 10 de cada 100 estudiantes que comenzaron la primaria en 2013 lograron finalizar la secundaria en 2024 cumpliendo dos condiciones clave: hacerlo en el tiempo teórico esperado (sin repetir ni abandonar) y alcanzando un nivel de conocimientos satisfactorio tanto en Lengua como en Matemática.
Esta cifra representa un marcado retroceso si se la compara con mediciones anteriores. En 2022, la proporción era de 13 de cada 100 alumnos, mientras que entre los egresados en 2020 2020, eran 16 de cada 100.
Este deterioro progresivo plantea interrogantes sobre la calidad de la educación que reciben los adolescentes y su preparación para los desafíos futuros, ya sea en la universidad o en el mundo laboral.
Más chicos llegan a fin de año, pero aprenden menos
Uno de los datos más llamativos del informe es que, si bien hay un problema con los aprendizajes, más estudiantes están logrando completar su trayectoria escolar sin atrasarse.
A nivel nacional, el 63% de los alumnos que cursaron entre 2013-2024 llegó al último año de secundaria en el tiempo esperado, lo que supone una mejora de 2 puntos porcentuales respecto a la cohorte anterior.
De hecho, 19 de las 24 jurisdicciones del país mostraron un aumento en este indicador.

Las provincias con mejores resultados en este aspecto son Santa Cruz (87%), Tierra del Fuego (82%) y Río Negro (75%).
Sin embargo, este avance en la continuidad de las trayectorias se ve opacado por una caída significativa en los niveles de aprendizaje, especialmente en una materia fundamental.
Aunque el desempeño en Lengua mejoró levemente a nivel nacional (un 2,7%), los resultados en Matemática sufrieron una caída promedio de 5,5 puntos porcentuales en todo el país.
Este retroceso en los aprendizajes es el principal factor que explica por qué menos estudiantes logran egresar "en tiempo y forma".
Una brecha marcada por la desigualdad
El informe también destaca una realidad ineludible: la profunda desigualdad que atraviesa el sistema educativo argentino.
Existe una fuerte correlación entre los resultados escolares de cada provincia y el nivel socioeconómico (NSE) de sus estudiantes.
Las jurisdicciones con los índices más altos, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), donde 23 de cada 100 chicos terminan en tiempo y forma, son también las que tienen una menor proporción de alumnos en los quintiles de NSE más bajos.
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En el extremo opuesto se encuentran provincias como Chaco, donde solo 3 de cada 100 estudiantes alcanzan este objetivo, y que a su vez es la segunda jurisdicción con mayor porcentaje de alumnos de contextos vulnerables.
Lo mismo ocurre con Santiago del Estero, Misiones y Catamarca, que registran solo 4 de cada 100 egresados en tiempo y forma y también tienen altos índices de estudiantes con NSE bajo.
En Córdoba, solo 13 de cada 100 estudiantes que comenzaron la primaria en 2013 lograron llegar al final de la secundaria en 2024 en tiempo y forma, es decir, sin repetir ni abandonar y con conocimientos satisfactorios de Lengua y de Matemática.
Esta brecha evidencia que el contexto familiar y material sigue siendo un factor determinante en las oportunidades educativas de los niños y adolescentes en Argentina.
¿Qué podemos hacer como padres?
Si bien los datos presentan un panorama complejo que requiere políticas públicas a gran escala, el rol de las familias es fundamental para "acompañar las trayectorias en el nivel secundario y lograr terminalidad con calidad".
Estar presentes, fomentar el diálogo sobre las dificultades escolares, valorar el esfuerzo por encima de los resultados y mantener una comunicación fluida con la escuela son acciones clave.
El desafío es sistémico, pero el apoyo en casa sigue siendo uno de los pilares más importantes para que nuestros hijos puedan construir un futuro con más y mejores oportunidades.