La diabetes gestacional según la OMS es hoy una de las complicaciones del embarazo que más crece en el mundo, afectando a millones de mujeres cada año. Las nuevas guías internacionales actualizadas en 2024 alertan sobre los riesgos, detallan cómo debe realizarse el diagnóstico y ofrecen recomendaciones esenciales para prevenir complicaciones en la salud de la madre y del bebé.
En los últimos años, la diabetes gestacional dejó de ser un problema “raro” para convertirse en una preocupación central de la salud materna. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la diabetes durante el embarazo —que incluye la diabetes previa al embarazo y la que aparece por primera vez en la gestación, afecta hoy a alrededor de 1 de cada 6 embarazos en el mundo, es decir, a unos 21 millones de mujeres cada año.
Ante este escenario, la OMS acaba de publicar por primera vez guías globales específicas para el manejo de la diabetes en el embarazo, con recomendaciones que buscan reducir complicaciones graves para las madres y sus bebés e integrar mejor el cuidado de la diabetes a los controles prenatales.
En esta nota te contamos qué es la diabetes gestacional, por qué está aumentando y cuáles son los puntos clave de las recomendaciones de la OMS.
¿Qué es la diabetes gestacional?
Tal como define la OMS en su ficha técnica actualizada sobre diabetes, la diabetes gestacional es una forma de hiperglucemia (azúcar elevada en sangre) que aparece durante el embarazo, con valores por encima de lo normal pero por debajo de los que se usan para diagnosticar diabetes “clásica” fuera del embarazo.
A diferencia de otros tipos de diabetes, muchas veces no da síntomas claros. Por eso, la OMS remarca que se diagnostica a través de estudios de laboratorio en el control prenatal, y no porque la persona note algo raro.
La buena noticia es que, con diagnóstico temprano, cambios en la alimentación y la actividad física y, cuando hace falta, medicación, la diabetes gestacional puede manejarse y muchas mujeres tienen embarazos y bebés sanos.
Un problema en aumento a escala global
La diabetes en general es una de las enfermedades crónicas que más crece en el mundo: según la OMS, el porcentaje de personas adultas con diabetes se duplicó aproximadamente entre 1990 y 2022.
En paralelo, los datos internacionales muestran que la hiperglucemia en el embarazo también se incrementa. La Federación Internacional de Diabetes (IDF), citada por la OMS en sus documentos técnicos sobre hiperglucemia en el embarazo, estima que alrededor de 1 de cada 6 nacimientos está afectado por algún grado de hiperglucemia durante la gestación, y que una proporción importante corresponde a diabetes gestacional.
Las razones de este aumento son múltiples:
- más embarazos en edades avanzadas,
- mayor prevalencia de sobrepeso y obesidad,
- cambios en los estilos de vida,
- y también mejor vigilancia y detección, algo que la OMS considera positivo porque permite intervenir a tiempo
Riesgos para la salud de la madre y del bebé
La OMS advierte que la diabetes en el embarazo, cuando no se maneja adecuadamente, aumenta el riesgo de complicaciones graves, entre ellas:
preeclampsia (una forma de hipertensión del embarazo que puede poner en riesgo la vida de la madre y del bebé),
muerte fetal intrauterina o muerte perinatal,
partos traumáticos y lesiones en el nacimiento por bebés muy grandes para la edad gestacional,
mayor necesidad de cesárea y partos instrumentales
Además, tanto la madre como su hijo o hija tienen más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y otras enfermedades cardiometabólicas a lo largo de la vida.
Por eso, para la OMS la diabetes gestacional no es un tema “solo del embarazo”: es una oportunidad clave para prevenir problemas de salud futuros en dos generaciones a la vez.
Cómo se diagnostica
En su guía sobre “hiperglucemia detectada por primera vez en el embarazo”, la OMS actualizó los criterios de diagnóstico de la diabetes gestacional y de la diabetes “manifiesta” en el embarazo.
La recomendación se basa en la prueba oral de tolerancia a la glucosa (PTOG u OGTT) con 75 gramos de glucosa, que se realiza habitualmente entre las semanas 24 y 28 del embarazo (aunque algunos países la adelantan en mujeres con mayor riesgo).
Según esta guía, se considera diabetes gestacional cuando, en esa prueba, la persona embarazada tiene al menos uno de estos valores:
Glucemia en ayunas entre 5,1 y 6,9 mmol/l (92–125 mg/dl).
Glucemia a la 1 hora ≥ 10,0 mmol/l (180 mg/dl) después de la carga de 75 g de glucosa.
Glucemia a las 2 horas entre 8,5 y 11,0 mmol/l (153–199 mg/dl).
Si los valores son más altos (por ejemplo, una glucemia en ayunas ≥ 7,0 mmol/l o una glucemia a las 2 horas ≥ 11,1 mmol/l), la OMS clasifica la situación como diabetes en el embarazo, probablemente preexistente, y no solo como diabetes gestacional.
La organización subraya que cada país puede adaptar la estrategia de pesquisa (si hace tamizaje universal o solo en grupos de riesgo) según sus recursos, pero insiste en que los programas de detección son fundamentales para reducir complicaciones.
¿Qué pueden hacer las personas embarazadas?
Más allá de las decisiones de política sanitaria, la OMS insiste en que hay medidas concretas que las personas embarazadas pueden tomar, siempre acompañadas por su equipo de salud:
- Asistir a todos los controles prenatales y preguntar si corresponde hacer estudios para detectar diabetes gestacional.
- Cuidar la alimentación, priorizando frutas, verduras, cereales integrales y reduciendo azúcares agregados y grasas saturadas, en línea con las recomendaciones generales de dieta saludable de la OMS.
- Mantenerse activas, con actividad física segura para el embarazo (por ejemplo, caminatas, ejercicios suaves o de bajo impacto), siempre indicada por el equipo de salud.
- Evitar el consumo de tabaco y alcohol, que se desaconsejan en el embarazo y empeoran la salud cardiovascular.
- Si se diagnostica diabetes gestacional, seguir el plan de tratamiento acordado con el equipo (alimentación, ejercicio, controles de glucemia y, si hace falta, medicación).
La OMS recuerda que diagnosticar no es estigmatizar, sino abrir la puerta a intervenciones que pueden marcar una diferencia enorme en la salud presente y futura de las familias.





