Un estudio pionero, el Primer Mapa Nacional de Horarios de Inicio Escolar en el nivel secundario, elaborado por los investigadores del Conicet Juliana Leone y Pablo Gerez, revela que para la mayoría de nuestros jóvenes, las clases comienzan antes de que amanezca.
Este desajuste afecta gravemente el descanso y el rendimiento, especialmente en provincias como Córdoba.
El promedio nacional de inicio de clases en el turno mañana es a las 07:31 horas.
Más del 83% de las escuelas secundarias de Argentina comienzan antes de las 8:00.
Este horario social temprano se choca con la biología de los estudiantes en la adolescencia, que naturalmente tienen un cronotipo más vespertino (tienden a acostarse y levantarse más tarde).
El caso de Córdoba
Según los datos recolectados, la situación en la provincia de Córdoba es particularmente desafiante:
- Horario de ingreso: En Córdoba, el ingreso promedio a las escuelas secundarias es a las 07:26 horas.
- En la oscuridad: El estudio indica que en el departamento Capital, el 20 de abril el horario de inicio escolar ocurría 15 minutos antes del amanecer.
- Días sin sol: Córdoba es una de las provincias donde los estudiantes llegan a la escuela cuando todavía es de noche en más de 100 días al año. Específicamente, en la provincia, la escuela comienza cuando es de noche durante 106 días al año, lo que equivale al 54.1% de los días de clase.
- Porcentaje afectado: El 77.91% de las escuelas de Córdoba comienzan antes de que amanezca en una fecha como el 20 de abril.
La "tormenta perfecta" biológica
Los autores del informe advierten que, cuando el reloj social (la hora de inicio escolar) y el reloj solar (la hora del amanecer) están desalineados, el reloj biológico del adolescente sufre.
La falta de luz solar en la mañana, combinada con la predisposición biológica nocturna de la edad, crea una "tormenta perfecta" que resulta en un descanso deficiente.
Los adolescentes necesitan dormir al menos ocho horas. Si un estudiante en Córdoba debe despertarse a las 6:30 para llegar a su clase de 7:26, tendría que acostarse a las 22:30 para lograr ocho horas de sueño, algo difícil de sostener.
Dormir poco o mal de forma crónica se asocia con consecuencias negativas que impactan directamente en su desarrollo:
- Menor rendimiento académico y cognitivo.
- Mayor ausentismo y riesgo de abandono escolar.
- Mayor riesgo de padecer problemas de salud mental y conductual (depresión, ansiedad).
- Incremento en el riesgo de lesiones y problemas metabólicos.
Los investigadores proponen que la escuela debería comenzar a una hora que permita a los estudiantes despertarse después del amanecer.
Existe evidencia internacional que respalda que retrasar el horario de inicio escolar (por ejemplo, a partir de las 8:30, como recomienda la Academia Americana de Pediatría), aumenta la duración del sueño, disminuye la tasa de accidentes y mejora el rendimiento académico. En Argentina, donde los jóvenes son más nocturnos que en EE. UU., el impacto de comenzar tan temprano es aún mayor, creando un verdadero "huracán perfecto".





