Florencia Labombarda aborda la problemática y brinda herramientas para padres y docentes. Los riesgos del "copio y pego" sin supervisión y la importancia de la metacognición.
La Inteligencia Artificial (IA) pasó de ser un concepto de ciencia ficción a una herramienta cotidiana que, según expertos, está redefiniendo cómo pensamos, aprendemos y nos comunicamos.
Para los educadores y padres, la pregunta central es cómo integrar esta tecnología en el proceso de enseñanza y aprendizaje sin sacrificar el desarrollo cognitivo fundamental de niños y adolescentes.
En una entrevista con el ciclo Conexos de OEI, la científica Florencia Labombarda subraya que la IA actúa como un nuevo "molde de la mente".
Su uso puede ser una gran ventaja, pero si no se aborda con una actitud activa y crítica, existe el riesgo de caer en una profunda dependencia.
El andamio cognitivo: las ventajas de usar la IA
Cuando se utiliza correctamente, la IA es una aliada poderosa.
Labombarda, quien usa estas plataformas para su propio trabajo —desde la corrección de idioma hasta la investigación científica—, también la incentiva entre sus alumnos.
Una de las aplicaciones más directas es el ejercicio y la práctica.
Los estudiantes pueden subir guías de estudio a plataformas conversacionales como ChatGPT y solicitar que la máquina los ejercite y les haga preguntas sobre el material.
Además, la IA funciona como un "andamio cognitivo" (cognitive scaffolding).
La experta explica que la IA es muy eficiente generando pasos para alcanzar objetivos o dividiendo problemas complejos.
Al simular estos razonamientos, los estudiantes pueden observar el proceso de pensamiento y planificación de forma explícita.
El educador puede aprovechar esta función para fomentar la planificación, la toma de decisiones y el razonamiento.
La adopción de la IA también puede ser una ventaja para los docentes, porque les permite delegar tareas administrativas y reasignar ese tiempo para "evaluaciones orales" y diálogos profundos con los alumnos.
El gran desafío: el sedentarismo cognitivo
No obstante, el principal riesgo radica en la tendencia humana a la "descarga cognitiva" (cognitive offloading).
El cerebro, buscando ahorrar energía, tiende a delegar el procesamiento complejo en fuentes externas.
Labombarda advierte que la IA puede generar una dependencia cognitiva excesiva cuando "sustituye nuestro pensamiento".
Si el estudiante se limita al "copio y pego" sin supervisión, la máquina empieza a realizar las funciones ejecutivas superiores (planificación, resolución de problemas), y el cerebro pierde entrenamiento.
Esto se evidencia en estudios sobre pensamiento crítico: los estudiantes que usaron IA para responder exámenes rápidamente no pudieron justificar sus respuestas ni explicar su razonamiento lógico, a diferencia de quienes respondieron solos.
Además, existe el riesgo del sesgo de autoridad.
La IA utiliza un lenguaje técnico y nunca duda, lo que genera en el usuario una "ficción de autoridad y de veracidad", llevando a aceptar sus conclusiones sin cuestionamiento, incluso cuando están equivocadas.
Metacognición: el antídoto contra la pasividad
Para evitar que la IA se convierta en una herramienta de "nivel básico" que promueva la pasividad, la clave está en adoptar una actitud metacognitiva.
La metacognición es la capacidad de observar el propio pensamiento y evaluar qué hacemos cuando pensamos.
En el contexto de la IA, esto se traduce en que el usuario debe actuar como supervisor y analista.
El rol metacognitivo implica:
- Verificar la información que proporciona la IA (previniendo "alucinaciones").
- Cuestionar los criterios que la máquina usó para clasificar o llegar a una conclusión.
- Evaluar las implicancias éticas de los resultados.
- Contextualizar la información que brinda la IA al entorno real del alumno (su familia, cultura, barrio), algo que la tecnología no puede hacer.
Según Labombarda, los recursos cognitivos que el cerebro libera al delegar tareas a la IA deben reasignarse a este rol metacognitivo.
Y resalta que, si los educadores logran guiar a sus alumnos hacia esta interacción virtuosa, la IA se convertirá en una aliada que potenciará el pensamiento crítico, la verificación de fuentes y el razonamiento analítico, llevando las capacidades cognitivas a un nivel premium.





