¿Te pasás el día levantando juguetes, cubiertos o comida del suelo? Aunque puede ser agotador, esta conducta es una etapa crucial en el desarrollo de tu bebé. En este artículo te contamos por qué en vez de preocuparte tenés que enfocarte en acompañarlo de forma positiva.
- El descubrimiento de la causa y el efecto
- Interactuar y conectar con el bebé, la clave
- Cómo manejar la etapa de los lanzamientos de forma positiva
Si tenés un bebé o un niño pequeño, esta escena te va a resultar muy familiar: le das su sonajero favorito, lo mira con atención y, acto seguido, lo lanza al suelo con una sonrisa. Te agachas, lo recogés, se lo devolvés y el ciclo se repite hasta el infinito.
Es fácil sentirse frustrado y preguntarse: "¿Me está tomando el pelo?". La respuesta, según los expertos, es un rotundo no.
Lejos de ser una travesura, lanzar objetos es una manifestación natural y fundamental de su desarrollo cognitivo y motor.
El descubrimiento de la causa y el efecto
A partir de los cinco o seis meses, los bebés comienzan a comprender una de las reglas más básicas del universo: el principio de causa y efecto.
Al principio, descubren de forma casual que si agitan un sonajero, este produce un sonido.
Pronto, su curiosidad los lleva más allá: ¿qué pasa si lo suelto? El objeto cae, hace ruido y, lo más importante, genera una reacción inmediata en sus padres, captando toda su atención.

Este simple acto es un experimento increíblemente complejo para su cerebro en desarrollo. Con cada lanzamiento, el bebé está aprendiendo sobre:
- Gravedad y distancia. ¿Qué tan lejos llega algo según la fuerza que aplico?.
- Propiedades de los objetos. Algunos rebotan, otros se rompen, otros suenan y la comida... ¡se esparce!.
- Permanencia del objeto. Aunque desaparezca de su vista al caer, sigue existiendo.
- Habilidades motoras. Está perfeccionando la coordinación mano-ojo y la motricidad fina, aprendiendo a abrir y cerrar sus manos con precisión.
Interactuar y conectar con el bebé, la clave
Además de la exploración científica, lanzar objetos es una poderosa herramienta de comunicación y un llamado a la interacción.
Para un bebé, ver cómo papá o mamá se agachan para recoger el juguete es un juego fascinante y una forma de conectar.
No lo hace para "enojar" o "desafiar", sino porque le divierte jugar con vos y descubrió una forma infalible de iniciar esa interacción.
Esta fase, aunque agotadora para los padres, es pasajera e imprescindible para su desarrollo social y el fortalecimiento del vínculo afectivo.
Cómo manejar la etapa de los lanzamientos de forma positiva
Entender que esta conducta es una parte normal del crecimiento es el primer paso.
En lugar de prohibir o regañar, los expertos recomiendan canalizar esta necesidad de explorar de manera segura y constructiva.
- Establecé límites claros. Con calma y firmeza, diferencia qué se puede lanzar y qué no. En lugar de un "¡No tires!", probá con un "Las pelotas son para lanzar, los libros para leer".
- Ofrecé alternativas seguras. Proporcioná objetos que sí pueda arrojar, como pelotas blandas, pufs o aros, y creá juegos específicos para ello. Esto satisface su impulso de manera controlada.
- Involucralo en la solución. Después de lanzar, invítalo a recoger los objetos juntos. Esto le va a enseñar responsabilidad sin que se sienta abrumado.
- En la hora de la comida. Si lanza comida, explicale con calma que la comida no se tira. Una estrategia recomendada por el pediatra Pablo Ferrer es retirar la atención ante la conducta negativa y reforzar positivamente cuando come correctamente. A veces, lanzar comida es simplemente su señal de que ya está satisfecho o cansado.
- Sé paciente y cuídate. Recordá que es una fase temporal de muchas tras que te va a tocar atravesar junto a tu bebé. Si la situación te abruma, tomate un respiro. Responder con calma es mucho más efectivo.
Por último, aunque es una conducta normal, es importante estar atento si el lanzamiento se vuelve agresivo o si no muestra progreso en la comprensión de los límites, ya que en esos casos podría ser útil consultar a un especialista.